viernes, 10 de enero de 2014

Extraña forma de divertirse

¡Estoy feliz! Creí que jamás lograría estar así.

Me siento satisfecha y realizada por primera vez en mi vida, ya que me tomó tiempo, esfuerzo, sudor y lágrimas. Al fin estoy con Natalia, la mujer que amo, viviendo en paz en una ciudad tranquila y disfrutando de mi trabajo (que no lo llamaría así, porque yo adoro el arte).

Me dedico a pintar en cualquier superficie para transformarla en algo que nadie imaginaba; pinto remeras, a veces murales en la calle, también en lienzo, cosas que llamen la atención, y a veces a la reflexión. Luego los pongo en venta en un pequeño local que tengo, que se encuentra a unos kilómetros de donde vivo. La gente compra mucho por esos lados, ya que es una zona bastante turística.

Vivo en la ciudad de Malargüe, en Mendoza, definitivamente un lugar hermoso. Siempre mi forma de ser y de vivir fue motivo de rechazo para mis padres, quienes creen que el arte no es algo importante, sino más bien un pasatiempo, y les molesta mi sexualidad como si fuera una aberración; pero las cosas han cambiado un poco. 

Hablamos bastante en estos años y dejaron de hacerme las cosas imposibles, para empezar a desearme la felicidad, como debería ser. Estaba recordando esto porque justamente vengo de visitarlos, y me dirijo a mi hogar para volverme a encontrar con mi pareja. Pero luego de unas cuantas cuadras, mi auto empezó a fallar y decidí frenar para pedir ayuda.

Era un barrio silencioso, no se escuchaba sonido alguno y el sol brillaba fuerte, y me hacía recordar los días cuando era pequeña y todos en mi barrio dormían la siesta, mientras que yo miraba desde mi ventana la calle, deseando que pasaran las horas para que mis padres me dejaran salir a jugar. Ellos me decían que debía dormir o permanecer callada en ese horario, ya que todo el mundo dormía y sería una falta de respeto hacia los vecinos.

Sobre la cuadra en la que me encontraba estacionada había varias casas muy bonitas, pequeñas pero lindas y coloridas. Toqué la puerta de la casa que tenía más cerca y nadie contestó, sólo escuché a un perro ladrar… Cuando di media vuelta y unos pocos pasos para tocar en la siguiente casa, una señora de más o menos unos cuarenta años salió de la misma un poco agitada, en camisón y pantuflas, con algo de felicidad de verme, diciéndome: “¡Noté que estás buscando ayuda! ¿Algo le ocurrió a tu auto?”. Yo me sobresalté al escuchar aquel estruendo romper el sagrado silencio del lugar; me acerqué y le conté a la señora que mi auto tenía problemas y que buscaba a alguien que supiera sobre el tema. Ella me dijo que la siguiera, que en su casa, por suerte, se encontraba su hermano, quien no era mecánico pero que seguro me podría ayudar en algo.

El señor era muy amable, abrió el capó del auto y comenzó a trabajar. La señora me invitó a pasar a su hogar a beber algo fresco. Accedí a la invitación y nos sentamos juntas en la mesa, me dio un vaso de gaseosa y… “Me llamo Nancy”, me dijo, sonriendo mientras se sentaba. Yo le agradecí el refresco, y dije, “Mi nombre es Adila”, en lo que una niña de al parecer quince o dieciséis años entró a la cocina con una sonrisa tímida y un poco asustada. 

Me saludó de lejos con su mano y sin emitir palabra, miró a Nancy, tragó saliva, agarró un vaso de la alacena y regresó al cuarto de donde vino. 

Noté que Nancy no le prestó atención a lo ocurrido; es más, ni miró a la niña. Tampoco me dijo nada sobre ella, si era su hija o sobrina, nada… pero siguió charlando, por lo que me vi forzada a ignorar la situación. Le conté sobre mi trabajo y discutimos intereses generales. Nancy era agradable y se notaba en su voz y su amabilidad desbordante que no recibía visitas muy a menudo. Entre charla y risas su hermano entró a la casa limpiándose los dedos llenos de grasa con un trapo, diciéndome que ya todo estaba en orden. Me despedí, les agradecí la ayuda y atención que me prestaron; hacía mucho que no encontraba personas como ésas.

Me subí al auto y pude ver que Nancy tomó del brazo a su hermano, le hablaba rápido y lo miraba fijamente y con determinación, como si esperara una respuesta correcta o lo golpearía. Él parecía atemorizado y le respondía mientras entraban juntos a la casa; ella no le quitaba esa mirada insistente de encima. Al ver esto me extrañé y me fui rápido, aunque esas personas me habían caído bien no sabía qué ocurría ahí y no quería sacar conclusiones tampoco.

Al llegar a mi casa, Natalia me esperaba con una rica cena, y mientras comíamos, le conté lo que viví esa tarde. Nos reímos un poco de las actitudes raras de la gente y más tarde nos fuimos a dormir.

Cuando desperté, la luz que entraba por la ventana me encegueció; cerré con fuerza los ojos y desperezándome busqué con mis brazos a Natalia. 

Como no la encontré, abrí los ojos despacio y miré la habitación, lo que me rodeaba… y el corazón se me salía del pecho al notar que no era mi habitación. Salté de la cama con una energía que no sé de dónde salió, me tapé la boca con mis manos y moviendo los ojos de un lado a otro sentí cómo mi cuerpo se entumecía. No lograba calmarme, la desesperación que crecía dentro de mí no me dejaba pensar con claridad, tampoco encontraba respuesta alguna. ¿Cómo llegué a ese lugar? ¿Cuánto tiempo hacía que me encontraba en esa habitación?, ¿horas, días, semanas? ¡Todo lo que me imaginaba podría ser! ¡Si no recordaba nada aparte de haberme dormido junto a mi pareja, quién sabía hace cuánto tiempo!

No me percaté de cuánto tiempo estuve observando la cama y la habitación tratando de descubrir cómo había llegado hasta ahí, e intenté hacer silencio para no ser escuchada por quien quiera que fuera la persona que me trajo ahí; algo que se me hacía difícil, puesto que acababa de romper en llanto pensando en Natalia, en dónde estaría y si se encontraba bien. “¡Dios, mataría al que le ponga una mano encima!... ¡Bueno, basta!”.

Me incorporé con bronca y me dispuse a investigar… “¡Tengo que salir de este lugar, tengo que salir de este lugar!”. No podía parar de temblar y cada tanto tenía que limpiarme los ojos empañados de lágrimas para ver bien. Al observar la habitación, descubrí algunos portaretratos en las paredes con fotos. Fotos de una madre besando a su bebé, un matrimonio, varias personas reunidas en una mesa; pero no logré reconocer a nadie. Al seguir observando para investigar más, revolví cajones de una repisa que se situaba a la izquierda de la cama, en la que encontré papeles, juguetes rotos y maquillaje, entre otras cosas. En el último cajón, escondido entre papeles y fotos sueltas, se asomaba algo que parecía ser un álbum. Lo abrí y me paralicé al ver que en él se encontraban guardadas fotos mías y de Natalia por la calle, de mis murales y de mi tienda, todas acomodadas en ese álbum enorme con mucha prolijidad. Ya no sabía qué hacer, o qué sentir, además de miedo. Estaba en la casa de una persona obsesionada con mi vida…

Sentí un ruido. No me di cuenta de dónde provenía, porque estaba muy aturdida al descubrir con este cuaderno que alguien me observó y siguió el rastro durante años… y lo peor, ¡ahora estaba bajo su poder! Pero enseguida agudicé el oído y lo volví a escuchar. El corazón se me frenó por un minuto al darme cuenta de que provenía de debajo de la cama, y de un salto me subí a la misma con el miedo de que me tomaran de los pies. “¡¿QUÉ TE PASA?! ¡¿QUÉ QUIERES DE MÍ?! ¡PEDAZO DE MIERDA!”, grité con todas mis fuerzas, y la persiana cayó cerrando bruscamente la ventana y quitando casi toda la luz de la habitación. El grito que salió de mi garganta fue desgarrador. Mientras temblaba y lloraba desconsoladamente escuché cómo la risa tétrica y escalofriante de una niña emergía junto con ella; avanzaba rápidamente en cuatro patas recorriendo el suelo de la habitación. La obscuridad no era profunda, porque podía divisar los movimientos de esa niña, o más bien una adolescente que al parecer estaba entretenida dándome el susto de mi vida. Ella no paraba de reírse y yo no paraba de gritar y de decirle que detuviera ese juego enfermo.

Entonces se levantó, se paró delante de la cama enfrentándome y se quedó en silencio de golpe mientras me miraba fijamente. Sentía una presión en el pecho y miedo por su fuerte presencia. Desde arriba de la cama lloraba y le preguntaba qué quería, le decía que estaba dispuesta a hacer lo que fuera con tal de que me dejara ir, pero ella no emitió palabra alguna. A los pocos segundos subió a la cama en silencio, mientras que yo torpemente retrocedí contra la pared llorando y preguntándole por qué me hacía esto. Sin responderme, se situó lo más cerca posible de mí y, sin tocarme, gritó con fuerza durante varios segundos; sentí cómo todo mi cuerpo se aflojaba y me dejé caer sobre la cama llorando, llena de miedo y confusión. Luego, simplemente se bajó de la cama y se retiró en silencio de la habitación, dejando la puerta entreabierta.
Temblorosa, respiré hondo varias veces y me decidí a bajar de la cama. Caminé despacio hacia la puerta, tomando el velador por si necesitaba defenderme con él, y noté que toda la casa estaba en penumbras; pero antes de lograr cruzar la puerta, sentí cómo salían arrastrándose por el suelo más personas de la misma cama, que avanzaban gateando rápidamente hacia mí.

Lo primero que hice fue gritar y tirarles el velador que tenía en la mano, luego corrí chocando con todo objeto que se encontrara en mi camino, una pared, una mesa, las sillas, protegiéndome con las mismas de estos dementes que me perseguían y agarraban de los talones; pero no con la intención de atraparme o hacerme caer, pues si quisieran eso simplemente lo hubiesen hecho. Ellos se divertían conmigo, correteándome cual perro alrededor de la mesa, acorralándome y dándose media vuelta para volver a encontrarme en otro rincón de la casa mientras risas y carcajadas de hombres y mujeres inundaban el lugar. No tenía idea de cuántas personas eran, quizás tres o cuatro… yo sólo corría en busca de una salida, la cual luego de tanto escándalo pude divisar. Entonces todos ellos se incorporaron de un salto cortando las risas de una sola vez, y al mismo tiempo me observaron fijamente. De nuevo sentí esa presión horrorosa en mi pecho, más fuerte aún. Me acercaba de espaldas lentamente a la puerta que había visto, rogando que se encontrara abierta. Cuando choqué con ella busqué con desesperación el picaporte; pero en ese preciso instante todos juntos corrieron hacia mí dejándome inmóvil, y cuando estaban sólo a unos centímetros de mi rostro, frenaron.

Yo me paralicé del miedo y no pude hacer más que cerrar los ojos y rogar que no me hicieran nada. Sentí que esas respiraciones profundas y agitadas cerca de mí se empezaban a alejar. Me animé a abrir los ojos un poco, aterrada por lo que podía llegar a ver, y a medida que recorría la habitación con mi mirada, noté que ya no había nadie más que yo en ese oscuro lugar. Dejé de observar y me giré para salir de una buena vez de esa casa. Un grito horroroso se escuchó de una de las habitaciones para darme el último maldito susto, y cuando sentí que al girar el picaporte la puerta se abría, un gran alivio recorrió mi cuerpo, junto con una desesperación que me llenó de adrenalina para salir corriendo por ese patio que parecía un jardín trasero y escalar por la medianera que no era mucho más alta que yo. Subí por el techo de la casa de al lado y vi que desde ahí podría bajar a la calle, gracias a otro paredón que se encontraba continuo al techo donde me encontraba, dividiendo el patio de esa casa con la vereda de mi libertad.

No sé cuantas cuadras corrí hasta el cansancio; la gente me miraba y yo sólo buscaba calmarme para poder ubicarme en la ciudad. Preguntaba si me encontraba en la ciudad de Malargüe (porque ni siquiera tenía la certeza de cuán lejos esa gente me había llevado), pero me miraban como a una loca y seguían su camino. Tuve que preguntar a cuatro personas hasta que alguien me respondió que sí. Estaba muy aturdida, quizás por eso perdí el sentido de la orientación y no reconocía nada de lo que veía.

Al calmarme, caminé unas cuadras más y a lo lejos divisé la casa de mis padres. Corrí con desesperación, angustia, emoción, alegría y un montón de sentimientos que me invadían al no saber con qué me encontraría… ¿Estarían bien? ¿Les habrían hecho algo a ellos o a Natalia? ¿Me estarían buscando, preocupados? Al llegar los llamé a gritos y golpeé la puerta una y otra vez. Mi madre abrió y me abrazó como nunca, seguido a ella mi padre y Natalia, mi querida Natalia que se notaba que tenía los ojos cansados de tanto llorar. Nunca sentí tanto alivio en mi vida al saber en los brazos de mi familia que todo el horror había terminado.

Después de hablar con ellos, Natalia me contó que durante la noche dos personas entraron a nuestro hogar enmascarados y que yo di una gran pelea, pero que al final ella terminó maniatada en nuestra habitación y a mí me inyectaron algo que me dejó inconsciente. Ella logró liberarse para llamar a la policía y a mis padres, que durante dos días me buscaron hasta el cansancio. ¡¿Dos días?!, no podía creer cuánto tiempo me habían retenido en esa casa.

Mi madre llamó a la policía, que me estaba buscando, para decirles que había logrado escapar, y quizás contándoles el infierno que viví lograrían encerrar a los desquiciados que me secuestraron. Ellos llegaron con médicos, quienes me revisaron, y en mi cuerpo sólo encontraron marcas de agujas en mis brazos, seguro por inyectarme… ¡quién sabe qué tipo de drogas! Ojalá los encierren, no sé de qué son capaces estas personas. Sinceramente, necesito ayuda psicológica, pasan los días y no puedo dormir sin despertarme gritando al tener revelaciones en mis sueños sobre esa casa; no sé si serán simples sueños, o verdaderos recuerdos del horror que viví en esos dos días que me mantuvieron ahí. Pero en cada despertar, siento que volveré a amanecer en esa casa, con esa gente, en esa habitación…



sábado, 8 de junio de 2013

El exorcismo de Emily Rose








El caso de Emily Rose ha sido uno de los casos más famosos de exorcismo de la historia, tanto es así que se llevó al cine con la película «El exorcismo de Emily Rose» y causó gran expectación en la época.

Emily Rose es en realidad una joven alemana llamada Anneliese Michel. Desde su nacimiento el 21 de septiembre de 1952, Anneliese Michel disfrutó de una vida normal, educada religiosamente desde que era muy pequeña. Sin advertencia su vida cambió un día de 1968 cuando empezó a temblar y se dio cuenta de que no tenía control sobre su propio cuerpo. No pudo llamar a sus padres, Josef y Anna, ni a ninguna de sus tres hermanas. Un neurólogo de la Clínica Psiquiátrica de Wurzburg, de Alemania, la diagnosticó con el «gran mal» de la epilepsia. Debido a los fuertes ataques epilépticos y a la depresión que le siguió, Anneliese fue admitida para tratamiento en el hospital.

Poco después de comenzar los ataques, Anneliese empezó a ver imágenes diabólicas durante sus rezos diarios. Era el otoño de 1970, y mientras los jóvenes disfrutaban de las libertades de la época, Anneliese era atormentada con la idea de que estaba poseída; parecía no haber otra explicación a las imágenes diabólicas que se aparecían mientras rezaba. Voces empezaron a perseguir a Anneliese diciéndole que iba a «arder en el Infierno». Ella le mencionó los «demonios» a los médicos sólo una vez, explicándoles que habían comenzado a darle órdenes. Los doctores parecían incapaces de ayudarla, y Anneliese perdió las esperanzas en que la medicina podría curarla.

En el verano de 1973 sus padres visitaron a diferentes pastores solicitando un exorcismo. Sus requerimientos fueron rechazados y les recomendaron que Anneliese, de ahora 20 años, debiera seguir con su tratamiento médico. Les fue explicado que el proceso por el cual la iglesia prueba una posesión es muy estricto, y hasta que todos los aspectos no estén cubiertos, el obispo no puede aprobar un exorcismo. Los requerimientos, por nombrar algunos, incluyen aversión a los objetos religiosos, hablar en idiomas que la persona nunca ha aprendido y poderes sobrenaturales.

En 1974, después de haber supervisado a Anneliese por algún tiempo, el pastor Ernst Alt solicitó permiso para realizar un exorcismo al Obispo de Wurzburg. La solicitud fue rechazada y seguida de una recomendación de que Anneliese debía recibir un estilo de vida más religioso con el propósito de que encuentre la paz. Los ataques no disminuyeron y su conducta se volvió mucho más errática. En casa de sus padres en Klingenberg, insultaba, golpeaba y mordía a los otros miembros de su familia. Se rehusaba a comer porque los demonios se lo prohibían. Anneliese dormía en el suelo de piedra, comía arañas, moscas y carbón, y había comenzado a beber su propia orina. Se le podía escuchar por toda la casa gritar por horas mientras rompía crucifijos, destruía pinturas de Jesús y botaba los rosarios. Para ese momento Anneliese empezó a cometer actos de automutilación y el hecho de arrancarse la ropa y orinarse en el suelo era algo común.

Luego de hacer una exacta verificación de su posesión en septiembre de 1975, el Obispo de Wurzburg, Josef Stangl, le ordenó al Padre Arnold Renz y al Pastor Ernst Alt practicar un «gran exorcismo» en Anneliese. Se determinó que Anneliese debía ser salvada de varios demonios, incluyendo a Lucifer, Judas Iscariote, Nerón, Caín, Hitler y Fleischmann, un cura del siglo XVI, y algunas otras almas atormentadas que se manifestaban a través de ella. Entre septiembre de 1975 hasta julio de 1976 se le practicaron una o dos sesiones de exorcismo por semana. Los ataques de Anneliese eran tan fuertes a veces que debía ser sostenida por tres hombres e incluso hubo que encadenarla. Durante este tiempo, Anneliese regresó a una vida, hasta cierto punto, normal; tomó los exámenes finales de la Academia Pedagógica de Wurzburg e iba a la iglesia.

Los ataques, sin embargo, no pararon. De hecho, se le paralizaba el cuerpo y caía inconsciente poco después. El exorcismo continuó por muchos meses más, siempre con las mismas oraciones y conjuros. Algunas veces estaban presentes en los rituales miembros de la familia y visitantes, como por ejemplo un matrimonio que alegaba haber «descubierto» a Anneliese. Por varias semanas Anneliese se rehusó a comer y sus rodillas se rompieron por las 600 flexiones que hacía obsesivamente durante cada sesión. Se hicieron más de 40 grabaciones durante el proceso con el propósito de preservar los detalles.

El último día del rito del exorcismo fue el 30 de junio de 1976, y para este punto Anneliese sufría de neumonía, también estaba completamente delgada y tenía una fiebre muy alta. Exhausta y físicamente incapacitada para hacer las flexiones por su cuenta, sus padres la paraban y la ayudaban con los movimientos. Lo último que le dijo Anneliese a sus exorcistas, fue, «Rueguen por el perdón», y a su madre le dijo, «Mamá, tengo miedo». Anna Michel grabó la muerte de su hija al día siguiente, el primero de julio de 1976, al mediodía. El pastor Ernst Alt informó a las autoridades en Aschaffenburg y el fiscal general comenzó una investigación inmediatamente.

Poco tiempo después de que se conocieron estos fatales eventos, la película «El exorcista» de William Friedkin se estrenó en los cines de Alemania, llevando una ola de histeria paranormal que infectó todo el país. Psiquiatras en toda Europa reportaron un incremento de ideas obsesivas en sus pacientes. A los fiscales les tomó más de dos años para acusar a los exorcistas de homicidio por negligencia. El caso «Klingenberg» debía ser decidido sobre dos preguntas: ¿Qué causó la muerte de Anneliese Michel, y quién era el responsable?

De acuerdo a la evidencia forense Anneliese murió de hambre; los especialistas alegaron que si los acusados la hubieran forzado a comer una semana antes de su muerte, Anneliese se podría haber salvado. Una hermana declaró que Anneliese no quería ir a una institución mental porque la podrían sedar y obligarla a comer. Los exorcistas trataron de probar la presencia de demonios poniendo las grabaciones de los extraños diálogos, como uno en que dos demonios discutían cuál de ellos iba a dejar el cuerpo de Anneliese primero. Uno de los demonios se llamó a sí mismo Hitler y hablaba con acento extranjero (Hitler nació en Austria); ninguno de los presentes durante el exorcismo tuvo la más mínima duda de la auténtica presencia de estos demonios.

Los psiquiatras, a quienes se les había ordenado testificar, decían que los sacerdotes dieron a Anneliese el contenido de sus conductas psicóticas. Por lo tanto, según ellos, ella luego aceptó su conducta como una forma de posesión demoníaca. También declararon que el desarrollo sexual inestable de Anneliese junto a su diagnosticada epilepsia había fortalecido la psicosis.

Por muchos, el veredicto fue considerado menos riguroso de lo que se esperaba: los padres de Anneliese al igual que los exorcistas fueron encontrados culpables de asesinato por negligencia y omitir dar primeros auxilios. Fueron sentenciados a seis meses de cárcel y libertad condicional. El veredicto incluía la opinión de la corte de que los acusados debieron ayudarla haciéndose cargo del tratamiento médico que la chica necesitaba; sin embargo, por usar prácticas supersticiosas habían empeorado la ya grave condición de Anneliese.

Una comisión de la Conferencia Episcopal Alemana declaró después que Anneliese Michel realmente no estaba poseída, pero esto no impidió a los creyentes de continuar con la lucha de Anneliese, ya que muchos creían que el cuerpo de Anneliese no encontró paz incluso después de la muerte. Su cadáver fue exhumado once años y medio luego de ser enterrada, sólo para confirmar si se había descompuesto y si había sido bajo las condiciones normales. En la actualidad su tumba permanece como un lugar de peregrinaje para rezar el Rosario por aquellos que creen que Anneliese Michel luchó valientemente contra el demonio.

El siguiente es un vídeo en el cual se pueden apreciar voces recogidas en medio del exorcismo. Son realmente sobrecogedoras.










lunes, 27 de mayo de 2013

Juegos



No importa cuánto tiempo haya pasado, lo que paso no lo podre olvidar jamás…

Hace ya muchos años, cuando todavía era pequeño, vivía en una casa muy vieja y grande con mis padres, era una casa muy bonita, con ventanas grandes y pisos de mármol, era la casa más bonita que haya conocido, aunque guardaba un secreto…

Un día mientras jugaba con mis amigos en la parte trasera de la casa, escuche un grito que provenía del interior, entre a ver y vi a mi madre tirada en el piso de la cocina, estaba cubierta de sangre, tenía el cráneo abierto y en el pecho tenia rasgado, como si la hubieran cortado con cientos de navajas, déjenme salir, cientos de veces se repetían esas dos palabras, no solo en el pecho de mi madre, esas palabras me han seguido hasta hoy, cada lugar a donde voy y cada cosa que miro tiene escritas esas dos palabras, déjenme salir. Papa y yo nos mudamos de esa casa, nos fuimos a vivir a la ciudad, con mis abuelos, yo tenía 11 años entonces, nada me ayudaría a superar el trauma de ver a mi madre desnuda y muerta en el piso, oía voces, siempre repitiendo, déjenme salir, déjenme salir, déjenme salir, a veces pensaba que era solo mi imaginación, pero con cada segundo que pasaba, las voces se escuchaban más fuertes, déjenme salir déjenme salir déjenme salir déjenme salir DEJENME SALIR!.

Mientras crecía, hubo ciertos sucesos… mmm… ¿cómo describirlos?… extraños, por así decirlo, siempre alrededor de nosotros, desde una pluma desaparecida, hasta el perro del vecino encontrado con los intestinos de fuera en el patio trasero, por un tiempo pensamos que había fantasmas o alguna cosa así, pero de repente se detuvo… Mi padre y yo íbamos a ver al psicólogo cada semana, no lo soportábamos, nos estábamos volviendo locos, creíamos que era nuestra culpa, que nosotros habíamos traído esos “espíritus” con nosotros, por mucho tiempo tuve pesadillas, veía la cara de mi madre, llorando, solo sollozaba “déjenme salir”. Nunca logre recordar bien que había pasado esa tarde en la casa, no recuerdo que hayan identificado a el asesino, no recuerdo que hayan tenido sospechosos, ni siquiera recuerdo haber visto a la policía ese día…

Ah… En este momento me siento algo tonto, no tengo idea de que estaba escribiendo… algo tenía que ver con mi niñez, que lindo era, a pesar de haber vivido siempre en un basurero como ese, ha!, ser huérfano no fue bueno, pero aun así lo disfrute, que bueno era ser niño, podía jugar todo el día y nadie me decía nada, haha, todo el día brincando por la casa… casa… casa… que casa? mi casa, claro, mi casa, no, que casa? Siempre corriendo por los pasillos, haha esa mujer, pobre mujer, siempre estaba en la cocina, nunca me dejaba salir, nunca me dejaba salir, nunca me dejaba salir…

domingo, 26 de mayo de 2013

El asesino de Chatroulette







El día de ayer estaba muy tranquilo en mi casa jugando Slender, ya que soy muy fanático de ese juego, cuando recibo un mensaje en el Facebook de un amigo mío llamado Carlos, e iniciamos la conversación:

Carlos: che loco todo bien?

Yo: Sisi bien y vos?

Carlos: bien bien te quería preguntar algo

Yo: Bueno, preguntame

Carlos: vos crees en el asesino de chatroulette?

Yo: Que es Chatroulette?

Carlos: es una página donde podes chatear con personas a través de una webcam

Yo: Ahhh bueno, pasame la página que voy a ver qué es eso del asesino de Chatroulette


Yo: Listo, ahora entro e investigo. Pero contame más sobre esa historia

Carlos: el chico se sabe todos los idiomas conocidos para poder chatear tranquilamente con la víctima. Entra en chatroulette los miércoles a la noche y cuando encuentra a alguien para chatear empieza a asustarlo y se dice que en un momento la victima enloquece y muere. para que aparezca tenes que haber pasado las 3 conversaciones de 10 minutos para que tu webcam pueda verse, tener las luces apagadas y poner en la descripción de tu perfil “search-user**born021044**start-chat”

Yo: Jajajajajaja eso es puro cuento

Carlos: te pregunto porque estoy en chatroulette y esto me acaba de contar una chica que sobrevivo a ese loco, estaba llorando

Yo: Y porque se te ocurre venir a preguntármelo a mí?

Carlos: porque a vos te gusta investigar esas cosas paranormales

Yo: Mmm… Está bien, ahora investigo.

Carlos: dale

Después de investigar algo no encontré nada relacionado con algún asesino en Chatroulette, ni tampoco habían datos sobre esa famosa descripción que me dio Carlos; pero entré en Chatroulette.com y me registré. Como me dijo Carlos antes, tenía que pasar una conservación de diez minutos con tres personas diferentes. La primera persona era de Reino Unido, y con mi poco dominio del inglés me costó hablarle, pero pude mantener una conversación estable. Me atreví a preguntarle si conocía la leyenda del asesino de Chatroulette, y me dijo que «eso era una leyenda vieja de ese sitio, que la contaban para asustar a las personas y para evitar mostrarnos ante público desconocido». Empecé a pensar que el hecho de crear una leyenda urbana en esa página para evitar mostrarnos en público ante extraños me pareció raro, pero a la vez efectivo, porque muchos niños son de entrar a estas páginas sin saber con qué puedan cruzarse. Me di cuenta de que habían pasado diez minutos y seguí charlando con él porque me había copado, hasta que le pregunté qué significaba «search-user**born021044**start-chat». Se desconectó…

Pasé a la segunda conversación, que fue con un italiano que por suerte hablaba algo de español. Le pregunté si conocía la leyenda urbana del asesino de Chatroulette, y éste no lo conocía, así que con gusto se la conté. Se asustó y dijo que era una muy buena historia, y entonces mantuve conversación con él por diez minutos. Me faltaba una sola conversación con alguien, y me tocó con una mujer de Arabia. Le pregunté si conocía la leyenda del asesino de Chatroulette, y me dijo que sí, y que era verdad. Yo le pregunté que cómo fue que llegó a esa conclusión, y me respondió lo siguiente: «Porque……………………..». Quedé con tremenda cara de WTF, y le volví a preguntar. Todas las veces que le pregunté me dijo eso, como si todas las veces que lo decía, la palabra se censuraba. Vi que pasaron diez minutos y pude activar mi webcam. Agregué en la descripción de mi perfil «search-user**born021044**start-chat» y fui a apagar las luces. Estuve así durante más o menos una hora, y no pasaba absolutamente nada. Aproveché que Carlos estaba conectado en el Facebook para decirle que era pura mentira, que estuve una hora así y no pasó nada. Me respondió esto:

Carlos: bueno ya que terminaste de hacer eso tenes que buscar en chatroulette alguna persona con las luces apagadas, escribir en un papel “born021044″ y quemarlo frente a esa persona. eso hace enojar al asesino

Yo ya estaba medio cansado, pero decidí hacer eso último que me dijo. Busqué a alguien con las luces apagadas, fui por un papelito, escribí «born021044» y lo quemé frente a esa persona. No notaba nada, hasta que de pronto escuché un golpe en la habitación de la persona con la cual chateaba. Me dijo que iba a fijarse para ver qué era, y cuando se fue a fijar, escuché un gran grito de susto y horror que me dejó los pelos parados. Por un minuto se escuchó puro silencio, hasta que noté que estaba escribiendo, y quien escribió no fue ella. Miren:

Partner: born021044**chat-started

Partner: Hola

Ahí mismo, yo me dije «Esto no es real… esto no es real…», y con todo el miedo de mundo, me atreví a responder:

Yo: Hola

Partner: ¿Quién sos?

Yo: ¿Por qué preguntas?

Partner: Quiero saber quién sos, decime dale.

Yo: Tengo miedo

Partner: Decime o te mato

Yo: Que?

Partner: Apurate, o me decis, o te mato, elegi vos

Yo: Bueno para, espera un poco…

Partner: Dale que se me acaba la paciencia. Nombre y apellido, decimelo ya.

Ese momento fue muy horrible, y decidí intentar decirle un nombre y un apellido falso, para ver qué ocurría. Mientras estaba escribiéndole, estaba llamando a mi amigo Carlos para que viniese a mi casa, pues tenía al asesino hablando conmigo.

Yo: Damian Macedo

Partner: Dale pibe, decime tu nombre y apellido verdadero ya o te arranco las tripas.

Decidí salirme del Chatroulette, pero no me dejaba.

Partner: Pendejo de mierda apurate, y no intentes apagar la computadora porque sino tu amigo Carlos muere.

En ese momento se me caían lágrimas de los ojos, y decidí decirle mi nombre y apellido:

Yo: Juan Martin Herrera

Partner: Ahora decime tu edad

Estaba a punto de marcarle a la policía, cuando me mandó:

Partner: Baja ese celular y decime tu edad, pelotudo de mierda.

Yo: 14!!! Contento?!?! Tenes de victima a alguien de 14!!!!

Partner: Jajajajaja que genial, ahora vas a cobrar.

Yo: Que queres de mí, hijo de puta?

Partner: Volveme a faltar el respeto y te arranco el cerebro.

Yo: Pero porque sos tan sádico conmigo?

Partner: Jajaja no entendes una mierda pichón

Partner: Vos me convocaste, ahora bancatela

Partner: Sé dónde vivis, sé a qué escuela vas, se dónde vive tu novia, sé que Carlos está viniendo a tu casa, se dónde vive cada uno de tus mugrosos padres, se todo de vos.

Partner: Ahora te voy a hacer un par de preguntas y me vas a responder con la verdad, si no entro a tu casa y te abro la panza.

Ya no sabía sobre qué más llorar, hasta me dolía la cabeza de pensar en todo este asunto. No podía llamar a nadie, no tuve que haber llamado a Carlos para que viniera, no podía ni siquiera pensar algo que me pudiera salvar.

Partner: Ya te la garchastes?

Yo: Que?

Partner: Dale no te hagas el boludo y decime, te garchaste a tu novia?

Yo: Es una joda muy pesada esto?

Partner: Respondeme o la mato

Yo: Si…

Partner: Y está embarazada?

Yo: Pero loco, porque justo tenes que joderme a mí? Yo no te hice nada malo

Partner: Vos me convocaste, ahora bancatela. Dale responde, está embarazada tu novia?

Yo: Si

Partner: Y es tuyo él bebe?

Yo: LOCO PARAAAA!!!! DEJA DE JODERME LA VIDAAA!!!!! PORQUE TENGO QUE BANCARME ESTAS JODAS?!?!

Partner: Asi que vos pensas todavía que esto es una joda

Partner: ¿Queres que te mande una foto de tu novia? La acabo de sacar recién. ¿La queres ver?

Yo: Voy a llamar a la policía

Partner: Llama a la policía y yo mato a Carlos, elegi

Yo: Esta bien

Me estaba volviendo loco, no sabía de qué forma librarme de esta «persona», era un infierno. Justo en un momento, Carlos llegó sano y salvo, y yo llorando le conté todo esto. Él me preguntó si era verdad, y le dije que lo viera por sí mismo. Quedó callado. Estaba a punto de decirle que llamáramos a la policía, hasta que de la webcam se escuchó:

—Che pendejos de mierda, ni se les ocurra llamar a nadie porque los mato, ¿me escucharon?

El asesino estaba ahí, con una máscara de Anonymous, toda ensangrentada. Yo fui y por el micrófono le dije:

—Mostranos tu cara.

—Ni en pedo se las muestro. ¿Al final te enseño las fotos de tu novia? Está acá conmigo.

En ese momento se me vino a la cabeza la idea que él o ella mató a mi novia.

—¡HIJO DE LA GRAN PUTA! DEJÁ A MI NOVIA EN PAZ, ¡¡¡LA PUTA MADREEEEEE!!!

—¿Entonces las fotos no te las muestro? Está bien, mejor te la muestro acá por webcam.

Tras decir eso, vi que fue a agarrar algo que estaba en el piso. Cuando volvió a la webcam, me dijo «Mirá esto», y ahí mostró una cabeza. Una cabeza decapitada. Pero no cualquier cabeza, era de una persona que yo conozco, de una chica que yo conozco. De una chica con la cual pase dos años feliz. Era… la cabeza de mi novia.

Carlos y yo estábamos viendo la pantalla de la webcam y a mí se me estaban cayendo las lágrimas. En ese momento, el asesino me dijo:

—Che, ahora que te mostré a tu novia, volvamos a las preguntas.

Partner: ¿Tus papas viven separados?

Yo todavía estaba callado, inmóvil, con lágrimas cayéndome, y Carlos intentando que reaccionara. Cuando lo hice, vi el mensaje que me había dejado, y le respondí:

Yo: Esuchame una cosa hijo de la gran puta, no se quien sos, no sé cómo es que sabes tanto de mí, pero te juro que si llego a averiguar quién sos, te voy a matar.

Partner: Y más vale que me escuches lo que te voy a decir, yo nací el 2 de noviembre de 1844, y me mato una persona que sabía datos sobre mí y decidió ponerlos en mi contra, matando a casi todos mis familiares y próximamente a mí. Yo descansaba en paz hasta que alguien me contacto desde el juego de la ouija y me dijo si quería vengarme, y yo accedí. Desde ese día soy el que maneja la cuenta “born021044″ de Chatroulette, y para mantener contacto conmigo, deben hacer lo que vos hicistes. Ahora, te vuelvo a preguntar, ¿tus papas viven separados? Y más vale que me respondas o mato a Carlos.

Yo: Si, están separados y mi mama esta con otro hombre.

Partner: ¿Y porque se separaron?

No había escapatoria, era luchar contra un demonio, no sabía qué hacer. Recordando todo lo que Carlos me dijo, le respondí:

Yo: Hay alguien más que mantuvo contacto con vos, me lo dijo Carlos

Partner: ¿Quién?

Yo: Una chica

Cuando le dije eso, se sacó la máscara. Carlos se quedó mirando, y me dijo «Es ella… ella me contó lo del asesino de Chatroulette».

Partner: Ambos hablaron conmigo antes de que me convocaran. Carlos hablo conmigo cara a cara, y yo hable con vos también. ¿Recordas esa persona de Arabia con la cual hablastes?

Partner: De nuevo, ¿por qué se separaron tus padres?

Yo: No te voy a decir una mierda

Partner: Esta bien, igual quiero que los saludes

Esas palabras fueron suficientes para que enloqueciera por completo. La chica mostró a la cámara la cabeza de mi madre seguida de la de mi padre, y empezó a reírse de una manera diabólica.

Partner: Ahora si no me respondes esta pregunta, muere tu amigo.

Carlos estaba tan asustado que entró en pánico y me amenazó con matarme si no respondía lo que la asesina me pedía. Yo ya estaba al borde de la locura e indefenso, tuve que responderle todo lo que me preguntó:

Partner: ¿Tuviste una hermanita?

Yo tenía una hermana cinco años menos que yo, llamada Sasha, y éramos los más unidos.

Yo: Si

Partner: ¿Dónde está?

Hace dos años, ella fue con mi padre al parque. Mi padre la dejó sola un momento porque tenía que retirar plata del banco, y le dijo que no se moviera de donde estaba. Cuando mi padre volvió, ella había desaparecido. Nos pusimos a buscarla todo el día, hasta que la encontramos… muerta.

Yo: Enterrada

Partner: ¿La extrañas?

Ese mismo día, mi madre terminó con mi padre por no ser lo suficientemente responsable para cuidar a mi hermana, y desde ese día no lo vi. Yo me quede solo con mi mamá, y cada vez que alguien nombra «La concha de tu hermana», «Tu hermana está re buena», me largo a llorar. Nunca había extrañado tanto a alguien.

Yo: Muchisimo, pero por lo que más te pido, no te metas con ella…

Partner: Jajajajaja tranquilo, esa fue la última pregunta. Pero igual, hay alguien que no viste aun.

Cuando terminó de escribir eso, me mostró por webcam otra cabeza más. La cabeza de mi hermana Sasha… eso fue más que suficiente para llegar a la locura extrema, para pasarme de la raya, para querer mandar a todos a la mierda. Terminó de mostrarme, y tiré el monitor contra la pared. Carlos reaccionó e intentó calmarme, pero no lo logró. Entre tantos esfuerzos por intentar calmarme, lo tiré contra el piso y lo ahorqué con todas mis fuerzas. Después empecé a romper todo y a tirar todo. Estaba por ir a la cocina cuando me encontré con ella, con la chica, la asesina de Chatroulette, riéndose macabramente. Me abalancé contra ella y empecé a golpearla fuertemente. Ella siguió riendo, entonces agarré un cuchillo y se lo clavé. Ella seguía riéndose todavía, y me agarró del cuello, me levantó y me dijo:

—El dolor y la locura te hacen un asesino…

Hoy, en este momento, estoy en Chatroulette, bajo el seudónimo «born050799».

Ya que el asesino de Chatroulette ahora soy yo…

Si reciben «born050799**chat-started» en Chatroulette, NO CONTESTEN…

Autor: FireFenix76.

sábado, 25 de mayo de 2013

Interrogatorio personal






La fecha es 28/7/2013, la sala es la B12, el interrogador es Claus Vohen.

—Bueno, señor… 19121, ¿por qué ha causado tanto alboroto en el comedor?

La sala es cuadrada, con una única puerta de metal de tres candados detrás del entrevistador. En el centro, sentados a una mesa están él y el interrogado.

—Había ratas en el comedor. Gordas y asquerosas. Llevan habiendo ratas desde que vine por primera vez y nadie ha hecho nada por solucionar el problema.

—Ajá, ¿y por eso se subió a la mesa y empezó a gritar?

—Llevo viviendo entre ratas desde los veinte años y no quiero que acaben por convertirme en una de ellas.

—¿Cuántos años tiene, 19121?

—¿Veinte? Nací en 1973 así que tengo que tener unos veinte años, aunque ya no me preocupo mucho por esas cosas… Lo que me preocupa son esos ratones de la cafetería.

—¿Eran ratones? ¿En la cafetería?

—Sí, pequeños ratones. Se podrían exterminar con un par de trampas y veneno pero aquí no hace nada nadie.

—Ya había tenido problemas antes, ¿verdad, 19121?

19121 se remueve intranquilo en su asiento. Ve que el interrogador toca algo bajo la mesa que no puede ver mientras le mira fijamente.

—¿Ha tenido usted problemas, 19121? ¿Los ha tenido? ¿19121?

—Bueno, otra vez, en los pasillos.

—Explíquese.

—La gente no dejaba de mirarme. Sin decirme nada.

19121 recuerda cómo una persona se puso enfrente de él mientras sus ojos se derretían y lo miraba con cuencas negras y la boca abierta, acusándole de algo. No dio un solo paso, y se giró, sólo para ver a más gente con los ojos negros, señalándole con el dedo. Esa noche vomitó en su habitación, entre escarabajos y cucarachas que lo infestaban todo.

—Y usted decidió asaltar a una pobre mujer y dejarla en el suelo tirada.

—Eso no era una mujer.

—Ajá.

—¿No me cree?

—Seamos sinceros, 19121, ni usted se cree lo que dice.

Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni nadie me cree nadie me cree lo que digo es imposible.

—Va a hacer una cosa, va a volver al comedor y no va a hablar de las ratas a nadie, y si ve a alguien señalándole, lo va a ignorar.

—Pero…

—Lo va a ignorar.

19121 se lleva la cuchara con puré a la boca, más tranquilo. Mira al hombre que tiene en frente, al que se le están derritiendo los ojos, pero en seguida vuelve a su plato, lleno de cucarachas, que crujen en su boca e intentan escapar. Una araña le pasa por los ojos y se mete entre los pliegues de su ropa. A través de las ventanas puede ver gente a contraluz que lo miran con mucha atención.

—Ignórelo, señor Vohen.

Autor: Carlos.

La Muerte Blanca




En estos momentos estoy sentado frente a mi computadora, inmóvil de miedo. En cualquier momento seré asesinado.


Hoy, un amigo mío me contó una historia.

Su tía lo cuidaba desde que era un pequeño, y hace un par de noches le contó como murieron sus padres. El hizo una muy buena imitación de ella (yo los conocía muy bien):

Estaban realizando un trabajo en algún pequeño y sucio pueblito en Costa Rica, cuando un hombre entro agitado en el hospital de los misioneros una noche, totalmente aterrorizado. Les dijo que su hermana había sido asesinada por la Muerte Blanca, y que él estaba seguro de que vendría ahora por él. 

¿Qué es la Muerte Blanca? Aparentemente es una especie de coco, algo como ese estúpido chupa cabra o algo así. La gente del pueblo le llamaban la Muerte Blanca, o la niña de blanco, porque se supone que es el espíritu de alguien que odio tanto la vida, que ella juro regresar por las personas que se atrevieran a hablar de ella.

La hermana del hombre, le contó sobre el espíritu vengador horas antes de su muerte. Era una niña con ojos enormes y muertos en sus órbitas  los cuales lloraban bilis. Esa cosa se movía sin siquiera mover sus pies, y seguía a sus víctimas hasta su casa. Ahora, si tú no te habías dado cuenta de que esa cosa te seguía, una vez que llegaras a tu casa, comenzaría a tocar la puerta de tu recamara…

Una vez por tu piel, la cual usara para reemplazar su piel decadente.

Dos por tus huesos, los cuales usara como armas para matar a sus víctimas.

Tres por tu Corazón, el cual usara en su cuello.

Cuatro por tus dientes, los cuales pulirá y mantendrá como trofeos en una caja.

Cinco por tus ojos, con los que vera a tus seres queridos.

Seis por tu alma, la cual se comerá por completa – Nunca descansaras jamás una vez que estés dentro de ella.

Ella repetirá esto en cualquier espejo o puerta que este entre tú y ella.

No podrás correr más rápido que ella, pues es más rápida que el hombre más rápido del mundo. Y si huyes de tu casa cuando ella está tocando la puerta, no será tan cortés contigo una vez que regreses y clame tu alma.

El hombre estaba completamente seguro de que esta cosa había matado a su hermanita. Trato de ir con la policía, pero nadie quiso escuchar. Fue con el sacerdote del pueblo, pero en cuanto el sacerdote vio a esta cosa tras de él, lo corrió de la iglesia. Resulta que esta cosa solo vendrá por ti si ves como ella asesina a alguien, o si alguien, quien sea y como sea, te cuenta sobre la Muerte Blanca. El hombre en cuanto termino su historia, robo un auto, escapo, y nunca jamás lo volvieron a ver”.

Aparentemente, los papas de mi amigo le contaron a su tía inmediatamente después de que el hombre huyera de la misión, y al día siguiente, encontraron sus cuerpos destrozados y sin piel. Lo más extraño de todo esto, sus cuerpos estaban cubiertos de pequeñas manitas…

Su tía estaba realmente asustada y borracha cuando le contó todo esto. El me contó esta historia a primeras horas de la mañana, después de declarar con la policía. Su tía fue asesinada anoche. Lo llame ayer por la noche, y me dijo que lo estaban siguiendo, y que estaban tocando la puerta de su cuarto. Le dije que no me jodiera. Separo un poco la bocina del teléfono y la dirigió hacia la puerta, y pude escuchar que tocaban lentamente a su puerta. Momentos después escuche que abrieron la puerta de golpe, y escuche los gritos desesperados de mi amigo.

Y entonces, escuche la voz de una niña pequeña… “Testigo”… Colgué inmediatamente.

Hace tres minutos alguien empezó a tocar en el espejo de mi cuarto. Creo que ella tocara unas 6 veces en mi espejo. Después tocara en la puerta de mi casa, y quizás después lo haga en la puerta de mi cuarto. Lo hace lentamente. Creo que quiere asustarme más, hacerme saber que mi muerte está a solo unos momentos…
Empezó a tocar la puerta de mi cuarto hace un par de minutos. Ella terminara conmigo en cualquier minuto.

TESTIGO.

Detrás de la pantalla

No creas todo lo que dicen”, muchas veces somos víctimas de lo que vemos o escuchamos, caemos totalmente en las mentiras de la gente. A veces aprendemos la lección y no volvemos a caer en la misma trampa, otras veces, seguimos haciéndolo sin darnos cuenta de cuál fue el error. ¿Pero qué pasaría si después de aprender la lección, alguien te demuestra que no todo lo que ves es falso?


Mi nombre es Isabel, pero prefiero que me llamen Bel para acortarlo. Soy una niña normal de 16 años que le gusta pasar un buen susto de vez en cuando, por eso suelo buscar por Internet algún relato que me erizó los pelos, pero después de haber leído tantos deje de creer en ellos, y perdieron su gracia poco a poco.

Un día, encontré una extraña leyenda urbana que decía que si te metías a cierta página a cierta hora, una mujer te vendría a visitar y te arrancaría los ojos. Por supuesto, yo no creí en esa historia, “ya no saben que inventar” me dije, y lo deje. Se lo pasé a una de mis amigas, pareció entusiasmarle, y me retó para que hiciera lo del relato. Mi ego no me permitía quedar mal parada en ese reto, así que acepte, y me vi forzada a estar sola frente a un monitor, con las luces apagadas, a media noche y a punto de entrar a esa página. Debo admitir que me dio miedo, ¿Y a quién no? Espere los segundos exactos para entrar a esa página, y al ver los cuatro ceros en la hora del monitor, apreté el botón “actualizar” del navegador.

“Esta página Web no está disponible”

¿Lo habré escrito mal? Antes de que se acabara el minuto de la media noche, lo intente varias veces y nada, aparecía otra página, un error, nada, ¡Nada! Esa supuesta página no existía, solo era una leyenda urbana.

Luego de hacer una foto para que mi amiga me creyera que cumplí con el reto, me puse a dormir como siempre. Al día siguiente, le mostré la foto y me gane la admiración de los que no se atrevieron a entrar, pero uno de ellos parecía no importarle, no era que él también lo hubiese hecho, sino que decía que yo realmente no había demostrado nada, ya que eso no era “real”.

Haz oído hablar de ¿La noche de los que lloran?” dijo, me dio un papel con la dirección de una página Web muy extraña, estaba escrita con letras y números, no podía entender lo que decía. Bajo la dirección había unas instrucciones, decían que debía entrar con las luces apagadas, a media noche y totalmente sola. “Clásico” me dije, esto no era nada nuevo para mí, luego de leerlo varias veces, vi una frase que no había visto antes ya que estaba con una letra muy pequeña “Debes entrar completamente sola”, me extrañe, al parecer era importante ese punto, como sabía que solo era una leyenda urbana lo arrugue y guarde dentro de uno de mis bolsillos.

Tiempo después, vi una noticia realmente extraña en la televisión, una persona había muerto frente a su computador, cualquiera diría que no tenía nada de especial, si no fuera que esa persona tenia medio cuerpo pegado a la pantalla del monitor “Es como si alguien hubiese roto el vidrio de una ventana y lo hubiese tirado de los brazos desde adentro, para luego volver a poner un vidrio en medio de su cintura y dejarlo atrapado”, nunca había visto algo así, pero lo que luego oí fue lo que me dejo petrificada “Luego de buscar el historial en su equipo, descubrieron que la última página en la que se había metido fue una extraña Web hecha de números y letras, nadie sabe aún su significado”.

Al instante recibí una llamada, era mi mejor amiga diciendo que vendría corriendo a mi casa. Cuando la veo llegar,desesperada diciendo que había encontrado algo “Fascinante” que yo debía ver. Entramos a mi habitación y se puso a buscar en Internet la dirección que me había dado esa persona, aparecieron un montón de foros y otras páginas en que alertaban a la gente “No entre a esa página” “No se arriesgue” “Mi tío se murió por culpa de esa página”, millones de personas tratando de que nadie entrara a esa página Web.

¿Y tú crees que si a ellos les hubiese pasado algo malo, estarían allí alertando a los demás?” Nadie dijo nada acerca de que era lo que uno veía al entrar a esa Web, ni porque estaba escrita de esa forma.

No pude evitar sentir miedo al ver todas esas advertencias, mi amiga parecía muy entusiasmada “¿Qué tal si probamos nosotras esta noche?”. Cuando dijo eso, asentí al instante, como un acto reflejo, trate de negarme de inmediato, pero me siguió insistiendo, no me quedaba otra, debía asumir y entrar en esa página.

Esperamos que se hiciera de noche y nos pusimos a probar entrar en esa página, comprobamos varias veces que estuviera bien escrito, pero solo aparecía un mensaje de error “Esta página Web no está disponible”. Quizá fuese como la otra Web, donde solo se podía entrar a medianoche. Una vez que vimos los cuatro ceros, entramos a la página. Solo había un fondo negro, y unos números en la esquina inferior derecha de la página. No había ningún botón que nos llevara a la página siguiente, nada, solo esos números que subían muy lentamente.

Mi amiga empezó a desesperarse, chiqueó como loca toda la pantalla, pero solo logro soltar el pequeño botoncito del mousse, que lo tenía fallando desde hace mucho tiempo “Vaya porquería de página”, dice, y se levanta, dejándome sola en la habitación, antes de que saliera, tomo el mousse para buscar si había algo que ella no logro encontrar, y cuando paso el puntero sobre los números, aparece un mensaje escrito en blanco en medio de la pantalla.

B13NV3N1D0

Llame a mi compañera para que viniese a ver lo que había encontrado, volvió corriendo y se sentó a mi lado como estábamos antes. Chiqueó el mensaje y nos llevó a una nueva página, tenía también el fondo negro, y había un pequeño mensaje en el centro que decía algo así como “¿H45 V3N1D0 C0MPL3T3T4M3NT3 S0L4?”, y dos opciones abajo que ponían “si” o “no”. Mi amiga ni siquiera me preguntó, puso “Si”, apareció otra pantalla completamente en negro, y se quedó allí por bastante tiempo. Nos miramos por un rato, tratando de adivinar qué era lo siguiente, pero un chillido ensordecedor nos hizo devolver la vista a la pantalla, solo había un mensaje que decía “¿P0RQU3 M13NT35?”, nos llevamos las manos a los oídos, mi amiga suplicaba que apagara los parlantes, pero yo siempre los tengo apagados, me puse a buscar una manera de apagar el sonido, trate de cerrar la página, pero el botón “X” no estaba, apreté el botón de apagado, trate de desconectar el computador, pero el chillido no cesaba, Tratamos de salir de la habitación, pero el chillido era tan fuerte que apenas podíamos mantenernos en pie, cuando el chillido cesó, una imagen apareció en la pantalla, mi amiga, que aún estaba sentada frente al monitor, se puso a gritar.

Era la imagen de una persona, tenía la piel muy blanca, no tenía cabello ni boca, pero de alguna manera parecía que estuviese sonriendo. Mi amiga trato de levantarse y salir corriendo, pero lo que vi a continuación fue lo que no es posible explicar con palabras. El extraño ser saco ambos brazos por la pantalla del monitor y tomo a mi amiga de los suyos, la empezó a tirar hacia adentro,trate de ayudarla, la tome de la cintura y trate de mantenerla conmigo, pero solo logre mantener sus piernas fuera, la pantalla se puso en negro nuevamente, y se quedó allí, con medio cuerpo fuera de la pantalla. Había dejado de patalear, ya no se movía. Me di la vuelta para ver si el resto de su cuerpo estaba al otro lado de la pantalla, nada, no había nada detrás del monitor, era como si una trituradora la hubiese destrozado. Salí corriendo a buscar ayuda, nadie me creyó lo que vi.

¿Y quién me iba a creer?

Luego de muchos años, comprendí que hay cosas inexplicables en este mundo, y algunas cosas que no tienen por qué ser ciertas. Desde ese día, cada vez que encendía el monitor, recordaba las escenas que vi ese día, pensaba en lo que pude haber hecho y no hice para ayudarla, que pude haber tomado en serio las advertencias que me dieron…

Una vez me dijeron que no todo lo que decían era cierto, que no todo lo que mostraban era real.

…Ahora debo vivir con las consecuencias.