lunes, 27 de mayo de 2013

Juegos



No importa cuánto tiempo haya pasado, lo que paso no lo podre olvidar jamás…

Hace ya muchos años, cuando todavía era pequeño, vivía en una casa muy vieja y grande con mis padres, era una casa muy bonita, con ventanas grandes y pisos de mármol, era la casa más bonita que haya conocido, aunque guardaba un secreto…

Un día mientras jugaba con mis amigos en la parte trasera de la casa, escuche un grito que provenía del interior, entre a ver y vi a mi madre tirada en el piso de la cocina, estaba cubierta de sangre, tenía el cráneo abierto y en el pecho tenia rasgado, como si la hubieran cortado con cientos de navajas, déjenme salir, cientos de veces se repetían esas dos palabras, no solo en el pecho de mi madre, esas palabras me han seguido hasta hoy, cada lugar a donde voy y cada cosa que miro tiene escritas esas dos palabras, déjenme salir. Papa y yo nos mudamos de esa casa, nos fuimos a vivir a la ciudad, con mis abuelos, yo tenía 11 años entonces, nada me ayudaría a superar el trauma de ver a mi madre desnuda y muerta en el piso, oía voces, siempre repitiendo, déjenme salir, déjenme salir, déjenme salir, a veces pensaba que era solo mi imaginación, pero con cada segundo que pasaba, las voces se escuchaban más fuertes, déjenme salir déjenme salir déjenme salir déjenme salir DEJENME SALIR!.

Mientras crecía, hubo ciertos sucesos… mmm… ¿cómo describirlos?… extraños, por así decirlo, siempre alrededor de nosotros, desde una pluma desaparecida, hasta el perro del vecino encontrado con los intestinos de fuera en el patio trasero, por un tiempo pensamos que había fantasmas o alguna cosa así, pero de repente se detuvo… Mi padre y yo íbamos a ver al psicólogo cada semana, no lo soportábamos, nos estábamos volviendo locos, creíamos que era nuestra culpa, que nosotros habíamos traído esos “espíritus” con nosotros, por mucho tiempo tuve pesadillas, veía la cara de mi madre, llorando, solo sollozaba “déjenme salir”. Nunca logre recordar bien que había pasado esa tarde en la casa, no recuerdo que hayan identificado a el asesino, no recuerdo que hayan tenido sospechosos, ni siquiera recuerdo haber visto a la policía ese día…

Ah… En este momento me siento algo tonto, no tengo idea de que estaba escribiendo… algo tenía que ver con mi niñez, que lindo era, a pesar de haber vivido siempre en un basurero como ese, ha!, ser huérfano no fue bueno, pero aun así lo disfrute, que bueno era ser niño, podía jugar todo el día y nadie me decía nada, haha, todo el día brincando por la casa… casa… casa… que casa? mi casa, claro, mi casa, no, que casa? Siempre corriendo por los pasillos, haha esa mujer, pobre mujer, siempre estaba en la cocina, nunca me dejaba salir, nunca me dejaba salir, nunca me dejaba salir…

domingo, 26 de mayo de 2013

El asesino de Chatroulette







El día de ayer estaba muy tranquilo en mi casa jugando Slender, ya que soy muy fanático de ese juego, cuando recibo un mensaje en el Facebook de un amigo mío llamado Carlos, e iniciamos la conversación:

Carlos: che loco todo bien?

Yo: Sisi bien y vos?

Carlos: bien bien te quería preguntar algo

Yo: Bueno, preguntame

Carlos: vos crees en el asesino de chatroulette?

Yo: Que es Chatroulette?

Carlos: es una página donde podes chatear con personas a través de una webcam

Yo: Ahhh bueno, pasame la página que voy a ver qué es eso del asesino de Chatroulette


Yo: Listo, ahora entro e investigo. Pero contame más sobre esa historia

Carlos: el chico se sabe todos los idiomas conocidos para poder chatear tranquilamente con la víctima. Entra en chatroulette los miércoles a la noche y cuando encuentra a alguien para chatear empieza a asustarlo y se dice que en un momento la victima enloquece y muere. para que aparezca tenes que haber pasado las 3 conversaciones de 10 minutos para que tu webcam pueda verse, tener las luces apagadas y poner en la descripción de tu perfil “search-user**born021044**start-chat”

Yo: Jajajajajaja eso es puro cuento

Carlos: te pregunto porque estoy en chatroulette y esto me acaba de contar una chica que sobrevivo a ese loco, estaba llorando

Yo: Y porque se te ocurre venir a preguntármelo a mí?

Carlos: porque a vos te gusta investigar esas cosas paranormales

Yo: Mmm… Está bien, ahora investigo.

Carlos: dale

Después de investigar algo no encontré nada relacionado con algún asesino en Chatroulette, ni tampoco habían datos sobre esa famosa descripción que me dio Carlos; pero entré en Chatroulette.com y me registré. Como me dijo Carlos antes, tenía que pasar una conservación de diez minutos con tres personas diferentes. La primera persona era de Reino Unido, y con mi poco dominio del inglés me costó hablarle, pero pude mantener una conversación estable. Me atreví a preguntarle si conocía la leyenda del asesino de Chatroulette, y me dijo que «eso era una leyenda vieja de ese sitio, que la contaban para asustar a las personas y para evitar mostrarnos ante público desconocido». Empecé a pensar que el hecho de crear una leyenda urbana en esa página para evitar mostrarnos en público ante extraños me pareció raro, pero a la vez efectivo, porque muchos niños son de entrar a estas páginas sin saber con qué puedan cruzarse. Me di cuenta de que habían pasado diez minutos y seguí charlando con él porque me había copado, hasta que le pregunté qué significaba «search-user**born021044**start-chat». Se desconectó…

Pasé a la segunda conversación, que fue con un italiano que por suerte hablaba algo de español. Le pregunté si conocía la leyenda urbana del asesino de Chatroulette, y éste no lo conocía, así que con gusto se la conté. Se asustó y dijo que era una muy buena historia, y entonces mantuve conversación con él por diez minutos. Me faltaba una sola conversación con alguien, y me tocó con una mujer de Arabia. Le pregunté si conocía la leyenda del asesino de Chatroulette, y me dijo que sí, y que era verdad. Yo le pregunté que cómo fue que llegó a esa conclusión, y me respondió lo siguiente: «Porque……………………..». Quedé con tremenda cara de WTF, y le volví a preguntar. Todas las veces que le pregunté me dijo eso, como si todas las veces que lo decía, la palabra se censuraba. Vi que pasaron diez minutos y pude activar mi webcam. Agregué en la descripción de mi perfil «search-user**born021044**start-chat» y fui a apagar las luces. Estuve así durante más o menos una hora, y no pasaba absolutamente nada. Aproveché que Carlos estaba conectado en el Facebook para decirle que era pura mentira, que estuve una hora así y no pasó nada. Me respondió esto:

Carlos: bueno ya que terminaste de hacer eso tenes que buscar en chatroulette alguna persona con las luces apagadas, escribir en un papel “born021044″ y quemarlo frente a esa persona. eso hace enojar al asesino

Yo ya estaba medio cansado, pero decidí hacer eso último que me dijo. Busqué a alguien con las luces apagadas, fui por un papelito, escribí «born021044» y lo quemé frente a esa persona. No notaba nada, hasta que de pronto escuché un golpe en la habitación de la persona con la cual chateaba. Me dijo que iba a fijarse para ver qué era, y cuando se fue a fijar, escuché un gran grito de susto y horror que me dejó los pelos parados. Por un minuto se escuchó puro silencio, hasta que noté que estaba escribiendo, y quien escribió no fue ella. Miren:

Partner: born021044**chat-started

Partner: Hola

Ahí mismo, yo me dije «Esto no es real… esto no es real…», y con todo el miedo de mundo, me atreví a responder:

Yo: Hola

Partner: ¿Quién sos?

Yo: ¿Por qué preguntas?

Partner: Quiero saber quién sos, decime dale.

Yo: Tengo miedo

Partner: Decime o te mato

Yo: Que?

Partner: Apurate, o me decis, o te mato, elegi vos

Yo: Bueno para, espera un poco…

Partner: Dale que se me acaba la paciencia. Nombre y apellido, decimelo ya.

Ese momento fue muy horrible, y decidí intentar decirle un nombre y un apellido falso, para ver qué ocurría. Mientras estaba escribiéndole, estaba llamando a mi amigo Carlos para que viniese a mi casa, pues tenía al asesino hablando conmigo.

Yo: Damian Macedo

Partner: Dale pibe, decime tu nombre y apellido verdadero ya o te arranco las tripas.

Decidí salirme del Chatroulette, pero no me dejaba.

Partner: Pendejo de mierda apurate, y no intentes apagar la computadora porque sino tu amigo Carlos muere.

En ese momento se me caían lágrimas de los ojos, y decidí decirle mi nombre y apellido:

Yo: Juan Martin Herrera

Partner: Ahora decime tu edad

Estaba a punto de marcarle a la policía, cuando me mandó:

Partner: Baja ese celular y decime tu edad, pelotudo de mierda.

Yo: 14!!! Contento?!?! Tenes de victima a alguien de 14!!!!

Partner: Jajajajaja que genial, ahora vas a cobrar.

Yo: Que queres de mí, hijo de puta?

Partner: Volveme a faltar el respeto y te arranco el cerebro.

Yo: Pero porque sos tan sádico conmigo?

Partner: Jajaja no entendes una mierda pichón

Partner: Vos me convocaste, ahora bancatela

Partner: Sé dónde vivis, sé a qué escuela vas, se dónde vive tu novia, sé que Carlos está viniendo a tu casa, se dónde vive cada uno de tus mugrosos padres, se todo de vos.

Partner: Ahora te voy a hacer un par de preguntas y me vas a responder con la verdad, si no entro a tu casa y te abro la panza.

Ya no sabía sobre qué más llorar, hasta me dolía la cabeza de pensar en todo este asunto. No podía llamar a nadie, no tuve que haber llamado a Carlos para que viniera, no podía ni siquiera pensar algo que me pudiera salvar.

Partner: Ya te la garchastes?

Yo: Que?

Partner: Dale no te hagas el boludo y decime, te garchaste a tu novia?

Yo: Es una joda muy pesada esto?

Partner: Respondeme o la mato

Yo: Si…

Partner: Y está embarazada?

Yo: Pero loco, porque justo tenes que joderme a mí? Yo no te hice nada malo

Partner: Vos me convocaste, ahora bancatela. Dale responde, está embarazada tu novia?

Yo: Si

Partner: Y es tuyo él bebe?

Yo: LOCO PARAAAA!!!! DEJA DE JODERME LA VIDAAA!!!!! PORQUE TENGO QUE BANCARME ESTAS JODAS?!?!

Partner: Asi que vos pensas todavía que esto es una joda

Partner: ¿Queres que te mande una foto de tu novia? La acabo de sacar recién. ¿La queres ver?

Yo: Voy a llamar a la policía

Partner: Llama a la policía y yo mato a Carlos, elegi

Yo: Esta bien

Me estaba volviendo loco, no sabía de qué forma librarme de esta «persona», era un infierno. Justo en un momento, Carlos llegó sano y salvo, y yo llorando le conté todo esto. Él me preguntó si era verdad, y le dije que lo viera por sí mismo. Quedó callado. Estaba a punto de decirle que llamáramos a la policía, hasta que de la webcam se escuchó:

—Che pendejos de mierda, ni se les ocurra llamar a nadie porque los mato, ¿me escucharon?

El asesino estaba ahí, con una máscara de Anonymous, toda ensangrentada. Yo fui y por el micrófono le dije:

—Mostranos tu cara.

—Ni en pedo se las muestro. ¿Al final te enseño las fotos de tu novia? Está acá conmigo.

En ese momento se me vino a la cabeza la idea que él o ella mató a mi novia.

—¡HIJO DE LA GRAN PUTA! DEJÁ A MI NOVIA EN PAZ, ¡¡¡LA PUTA MADREEEEEE!!!

—¿Entonces las fotos no te las muestro? Está bien, mejor te la muestro acá por webcam.

Tras decir eso, vi que fue a agarrar algo que estaba en el piso. Cuando volvió a la webcam, me dijo «Mirá esto», y ahí mostró una cabeza. Una cabeza decapitada. Pero no cualquier cabeza, era de una persona que yo conozco, de una chica que yo conozco. De una chica con la cual pase dos años feliz. Era… la cabeza de mi novia.

Carlos y yo estábamos viendo la pantalla de la webcam y a mí se me estaban cayendo las lágrimas. En ese momento, el asesino me dijo:

—Che, ahora que te mostré a tu novia, volvamos a las preguntas.

Partner: ¿Tus papas viven separados?

Yo todavía estaba callado, inmóvil, con lágrimas cayéndome, y Carlos intentando que reaccionara. Cuando lo hice, vi el mensaje que me había dejado, y le respondí:

Yo: Esuchame una cosa hijo de la gran puta, no se quien sos, no sé cómo es que sabes tanto de mí, pero te juro que si llego a averiguar quién sos, te voy a matar.

Partner: Y más vale que me escuches lo que te voy a decir, yo nací el 2 de noviembre de 1844, y me mato una persona que sabía datos sobre mí y decidió ponerlos en mi contra, matando a casi todos mis familiares y próximamente a mí. Yo descansaba en paz hasta que alguien me contacto desde el juego de la ouija y me dijo si quería vengarme, y yo accedí. Desde ese día soy el que maneja la cuenta “born021044″ de Chatroulette, y para mantener contacto conmigo, deben hacer lo que vos hicistes. Ahora, te vuelvo a preguntar, ¿tus papas viven separados? Y más vale que me respondas o mato a Carlos.

Yo: Si, están separados y mi mama esta con otro hombre.

Partner: ¿Y porque se separaron?

No había escapatoria, era luchar contra un demonio, no sabía qué hacer. Recordando todo lo que Carlos me dijo, le respondí:

Yo: Hay alguien más que mantuvo contacto con vos, me lo dijo Carlos

Partner: ¿Quién?

Yo: Una chica

Cuando le dije eso, se sacó la máscara. Carlos se quedó mirando, y me dijo «Es ella… ella me contó lo del asesino de Chatroulette».

Partner: Ambos hablaron conmigo antes de que me convocaran. Carlos hablo conmigo cara a cara, y yo hable con vos también. ¿Recordas esa persona de Arabia con la cual hablastes?

Partner: De nuevo, ¿por qué se separaron tus padres?

Yo: No te voy a decir una mierda

Partner: Esta bien, igual quiero que los saludes

Esas palabras fueron suficientes para que enloqueciera por completo. La chica mostró a la cámara la cabeza de mi madre seguida de la de mi padre, y empezó a reírse de una manera diabólica.

Partner: Ahora si no me respondes esta pregunta, muere tu amigo.

Carlos estaba tan asustado que entró en pánico y me amenazó con matarme si no respondía lo que la asesina me pedía. Yo ya estaba al borde de la locura e indefenso, tuve que responderle todo lo que me preguntó:

Partner: ¿Tuviste una hermanita?

Yo tenía una hermana cinco años menos que yo, llamada Sasha, y éramos los más unidos.

Yo: Si

Partner: ¿Dónde está?

Hace dos años, ella fue con mi padre al parque. Mi padre la dejó sola un momento porque tenía que retirar plata del banco, y le dijo que no se moviera de donde estaba. Cuando mi padre volvió, ella había desaparecido. Nos pusimos a buscarla todo el día, hasta que la encontramos… muerta.

Yo: Enterrada

Partner: ¿La extrañas?

Ese mismo día, mi madre terminó con mi padre por no ser lo suficientemente responsable para cuidar a mi hermana, y desde ese día no lo vi. Yo me quede solo con mi mamá, y cada vez que alguien nombra «La concha de tu hermana», «Tu hermana está re buena», me largo a llorar. Nunca había extrañado tanto a alguien.

Yo: Muchisimo, pero por lo que más te pido, no te metas con ella…

Partner: Jajajajaja tranquilo, esa fue la última pregunta. Pero igual, hay alguien que no viste aun.

Cuando terminó de escribir eso, me mostró por webcam otra cabeza más. La cabeza de mi hermana Sasha… eso fue más que suficiente para llegar a la locura extrema, para pasarme de la raya, para querer mandar a todos a la mierda. Terminó de mostrarme, y tiré el monitor contra la pared. Carlos reaccionó e intentó calmarme, pero no lo logró. Entre tantos esfuerzos por intentar calmarme, lo tiré contra el piso y lo ahorqué con todas mis fuerzas. Después empecé a romper todo y a tirar todo. Estaba por ir a la cocina cuando me encontré con ella, con la chica, la asesina de Chatroulette, riéndose macabramente. Me abalancé contra ella y empecé a golpearla fuertemente. Ella siguió riendo, entonces agarré un cuchillo y se lo clavé. Ella seguía riéndose todavía, y me agarró del cuello, me levantó y me dijo:

—El dolor y la locura te hacen un asesino…

Hoy, en este momento, estoy en Chatroulette, bajo el seudónimo «born050799».

Ya que el asesino de Chatroulette ahora soy yo…

Si reciben «born050799**chat-started» en Chatroulette, NO CONTESTEN…

Autor: FireFenix76.

sábado, 25 de mayo de 2013

Interrogatorio personal






La fecha es 28/7/2013, la sala es la B12, el interrogador es Claus Vohen.

—Bueno, señor… 19121, ¿por qué ha causado tanto alboroto en el comedor?

La sala es cuadrada, con una única puerta de metal de tres candados detrás del entrevistador. En el centro, sentados a una mesa están él y el interrogado.

—Había ratas en el comedor. Gordas y asquerosas. Llevan habiendo ratas desde que vine por primera vez y nadie ha hecho nada por solucionar el problema.

—Ajá, ¿y por eso se subió a la mesa y empezó a gritar?

—Llevo viviendo entre ratas desde los veinte años y no quiero que acaben por convertirme en una de ellas.

—¿Cuántos años tiene, 19121?

—¿Veinte? Nací en 1973 así que tengo que tener unos veinte años, aunque ya no me preocupo mucho por esas cosas… Lo que me preocupa son esos ratones de la cafetería.

—¿Eran ratones? ¿En la cafetería?

—Sí, pequeños ratones. Se podrían exterminar con un par de trampas y veneno pero aquí no hace nada nadie.

—Ya había tenido problemas antes, ¿verdad, 19121?

19121 se remueve intranquilo en su asiento. Ve que el interrogador toca algo bajo la mesa que no puede ver mientras le mira fijamente.

—¿Ha tenido usted problemas, 19121? ¿Los ha tenido? ¿19121?

—Bueno, otra vez, en los pasillos.

—Explíquese.

—La gente no dejaba de mirarme. Sin decirme nada.

19121 recuerda cómo una persona se puso enfrente de él mientras sus ojos se derretían y lo miraba con cuencas negras y la boca abierta, acusándole de algo. No dio un solo paso, y se giró, sólo para ver a más gente con los ojos negros, señalándole con el dedo. Esa noche vomitó en su habitación, entre escarabajos y cucarachas que lo infestaban todo.

—Y usted decidió asaltar a una pobre mujer y dejarla en el suelo tirada.

—Eso no era una mujer.

—Ajá.

—¿No me cree?

—Seamos sinceros, 19121, ni usted se cree lo que dice.

Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni nadie me cree nadie me cree lo que digo es imposible.

—Va a hacer una cosa, va a volver al comedor y no va a hablar de las ratas a nadie, y si ve a alguien señalándole, lo va a ignorar.

—Pero…

—Lo va a ignorar.

19121 se lleva la cuchara con puré a la boca, más tranquilo. Mira al hombre que tiene en frente, al que se le están derritiendo los ojos, pero en seguida vuelve a su plato, lleno de cucarachas, que crujen en su boca e intentan escapar. Una araña le pasa por los ojos y se mete entre los pliegues de su ropa. A través de las ventanas puede ver gente a contraluz que lo miran con mucha atención.

—Ignórelo, señor Vohen.

Autor: Carlos.

La Muerte Blanca




En estos momentos estoy sentado frente a mi computadora, inmóvil de miedo. En cualquier momento seré asesinado.


Hoy, un amigo mío me contó una historia.

Su tía lo cuidaba desde que era un pequeño, y hace un par de noches le contó como murieron sus padres. El hizo una muy buena imitación de ella (yo los conocía muy bien):

Estaban realizando un trabajo en algún pequeño y sucio pueblito en Costa Rica, cuando un hombre entro agitado en el hospital de los misioneros una noche, totalmente aterrorizado. Les dijo que su hermana había sido asesinada por la Muerte Blanca, y que él estaba seguro de que vendría ahora por él. 

¿Qué es la Muerte Blanca? Aparentemente es una especie de coco, algo como ese estúpido chupa cabra o algo así. La gente del pueblo le llamaban la Muerte Blanca, o la niña de blanco, porque se supone que es el espíritu de alguien que odio tanto la vida, que ella juro regresar por las personas que se atrevieran a hablar de ella.

La hermana del hombre, le contó sobre el espíritu vengador horas antes de su muerte. Era una niña con ojos enormes y muertos en sus órbitas  los cuales lloraban bilis. Esa cosa se movía sin siquiera mover sus pies, y seguía a sus víctimas hasta su casa. Ahora, si tú no te habías dado cuenta de que esa cosa te seguía, una vez que llegaras a tu casa, comenzaría a tocar la puerta de tu recamara…

Una vez por tu piel, la cual usara para reemplazar su piel decadente.

Dos por tus huesos, los cuales usara como armas para matar a sus víctimas.

Tres por tu Corazón, el cual usara en su cuello.

Cuatro por tus dientes, los cuales pulirá y mantendrá como trofeos en una caja.

Cinco por tus ojos, con los que vera a tus seres queridos.

Seis por tu alma, la cual se comerá por completa – Nunca descansaras jamás una vez que estés dentro de ella.

Ella repetirá esto en cualquier espejo o puerta que este entre tú y ella.

No podrás correr más rápido que ella, pues es más rápida que el hombre más rápido del mundo. Y si huyes de tu casa cuando ella está tocando la puerta, no será tan cortés contigo una vez que regreses y clame tu alma.

El hombre estaba completamente seguro de que esta cosa había matado a su hermanita. Trato de ir con la policía, pero nadie quiso escuchar. Fue con el sacerdote del pueblo, pero en cuanto el sacerdote vio a esta cosa tras de él, lo corrió de la iglesia. Resulta que esta cosa solo vendrá por ti si ves como ella asesina a alguien, o si alguien, quien sea y como sea, te cuenta sobre la Muerte Blanca. El hombre en cuanto termino su historia, robo un auto, escapo, y nunca jamás lo volvieron a ver”.

Aparentemente, los papas de mi amigo le contaron a su tía inmediatamente después de que el hombre huyera de la misión, y al día siguiente, encontraron sus cuerpos destrozados y sin piel. Lo más extraño de todo esto, sus cuerpos estaban cubiertos de pequeñas manitas…

Su tía estaba realmente asustada y borracha cuando le contó todo esto. El me contó esta historia a primeras horas de la mañana, después de declarar con la policía. Su tía fue asesinada anoche. Lo llame ayer por la noche, y me dijo que lo estaban siguiendo, y que estaban tocando la puerta de su cuarto. Le dije que no me jodiera. Separo un poco la bocina del teléfono y la dirigió hacia la puerta, y pude escuchar que tocaban lentamente a su puerta. Momentos después escuche que abrieron la puerta de golpe, y escuche los gritos desesperados de mi amigo.

Y entonces, escuche la voz de una niña pequeña… “Testigo”… Colgué inmediatamente.

Hace tres minutos alguien empezó a tocar en el espejo de mi cuarto. Creo que ella tocara unas 6 veces en mi espejo. Después tocara en la puerta de mi casa, y quizás después lo haga en la puerta de mi cuarto. Lo hace lentamente. Creo que quiere asustarme más, hacerme saber que mi muerte está a solo unos momentos…
Empezó a tocar la puerta de mi cuarto hace un par de minutos. Ella terminara conmigo en cualquier minuto.

TESTIGO.

Detrás de la pantalla

No creas todo lo que dicen”, muchas veces somos víctimas de lo que vemos o escuchamos, caemos totalmente en las mentiras de la gente. A veces aprendemos la lección y no volvemos a caer en la misma trampa, otras veces, seguimos haciéndolo sin darnos cuenta de cuál fue el error. ¿Pero qué pasaría si después de aprender la lección, alguien te demuestra que no todo lo que ves es falso?


Mi nombre es Isabel, pero prefiero que me llamen Bel para acortarlo. Soy una niña normal de 16 años que le gusta pasar un buen susto de vez en cuando, por eso suelo buscar por Internet algún relato que me erizó los pelos, pero después de haber leído tantos deje de creer en ellos, y perdieron su gracia poco a poco.

Un día, encontré una extraña leyenda urbana que decía que si te metías a cierta página a cierta hora, una mujer te vendría a visitar y te arrancaría los ojos. Por supuesto, yo no creí en esa historia, “ya no saben que inventar” me dije, y lo deje. Se lo pasé a una de mis amigas, pareció entusiasmarle, y me retó para que hiciera lo del relato. Mi ego no me permitía quedar mal parada en ese reto, así que acepte, y me vi forzada a estar sola frente a un monitor, con las luces apagadas, a media noche y a punto de entrar a esa página. Debo admitir que me dio miedo, ¿Y a quién no? Espere los segundos exactos para entrar a esa página, y al ver los cuatro ceros en la hora del monitor, apreté el botón “actualizar” del navegador.

“Esta página Web no está disponible”

¿Lo habré escrito mal? Antes de que se acabara el minuto de la media noche, lo intente varias veces y nada, aparecía otra página, un error, nada, ¡Nada! Esa supuesta página no existía, solo era una leyenda urbana.

Luego de hacer una foto para que mi amiga me creyera que cumplí con el reto, me puse a dormir como siempre. Al día siguiente, le mostré la foto y me gane la admiración de los que no se atrevieron a entrar, pero uno de ellos parecía no importarle, no era que él también lo hubiese hecho, sino que decía que yo realmente no había demostrado nada, ya que eso no era “real”.

Haz oído hablar de ¿La noche de los que lloran?” dijo, me dio un papel con la dirección de una página Web muy extraña, estaba escrita con letras y números, no podía entender lo que decía. Bajo la dirección había unas instrucciones, decían que debía entrar con las luces apagadas, a media noche y totalmente sola. “Clásico” me dije, esto no era nada nuevo para mí, luego de leerlo varias veces, vi una frase que no había visto antes ya que estaba con una letra muy pequeña “Debes entrar completamente sola”, me extrañe, al parecer era importante ese punto, como sabía que solo era una leyenda urbana lo arrugue y guarde dentro de uno de mis bolsillos.

Tiempo después, vi una noticia realmente extraña en la televisión, una persona había muerto frente a su computador, cualquiera diría que no tenía nada de especial, si no fuera que esa persona tenia medio cuerpo pegado a la pantalla del monitor “Es como si alguien hubiese roto el vidrio de una ventana y lo hubiese tirado de los brazos desde adentro, para luego volver a poner un vidrio en medio de su cintura y dejarlo atrapado”, nunca había visto algo así, pero lo que luego oí fue lo que me dejo petrificada “Luego de buscar el historial en su equipo, descubrieron que la última página en la que se había metido fue una extraña Web hecha de números y letras, nadie sabe aún su significado”.

Al instante recibí una llamada, era mi mejor amiga diciendo que vendría corriendo a mi casa. Cuando la veo llegar,desesperada diciendo que había encontrado algo “Fascinante” que yo debía ver. Entramos a mi habitación y se puso a buscar en Internet la dirección que me había dado esa persona, aparecieron un montón de foros y otras páginas en que alertaban a la gente “No entre a esa página” “No se arriesgue” “Mi tío se murió por culpa de esa página”, millones de personas tratando de que nadie entrara a esa página Web.

¿Y tú crees que si a ellos les hubiese pasado algo malo, estarían allí alertando a los demás?” Nadie dijo nada acerca de que era lo que uno veía al entrar a esa Web, ni porque estaba escrita de esa forma.

No pude evitar sentir miedo al ver todas esas advertencias, mi amiga parecía muy entusiasmada “¿Qué tal si probamos nosotras esta noche?”. Cuando dijo eso, asentí al instante, como un acto reflejo, trate de negarme de inmediato, pero me siguió insistiendo, no me quedaba otra, debía asumir y entrar en esa página.

Esperamos que se hiciera de noche y nos pusimos a probar entrar en esa página, comprobamos varias veces que estuviera bien escrito, pero solo aparecía un mensaje de error “Esta página Web no está disponible”. Quizá fuese como la otra Web, donde solo se podía entrar a medianoche. Una vez que vimos los cuatro ceros, entramos a la página. Solo había un fondo negro, y unos números en la esquina inferior derecha de la página. No había ningún botón que nos llevara a la página siguiente, nada, solo esos números que subían muy lentamente.

Mi amiga empezó a desesperarse, chiqueó como loca toda la pantalla, pero solo logro soltar el pequeño botoncito del mousse, que lo tenía fallando desde hace mucho tiempo “Vaya porquería de página”, dice, y se levanta, dejándome sola en la habitación, antes de que saliera, tomo el mousse para buscar si había algo que ella no logro encontrar, y cuando paso el puntero sobre los números, aparece un mensaje escrito en blanco en medio de la pantalla.

B13NV3N1D0

Llame a mi compañera para que viniese a ver lo que había encontrado, volvió corriendo y se sentó a mi lado como estábamos antes. Chiqueó el mensaje y nos llevó a una nueva página, tenía también el fondo negro, y había un pequeño mensaje en el centro que decía algo así como “¿H45 V3N1D0 C0MPL3T3T4M3NT3 S0L4?”, y dos opciones abajo que ponían “si” o “no”. Mi amiga ni siquiera me preguntó, puso “Si”, apareció otra pantalla completamente en negro, y se quedó allí por bastante tiempo. Nos miramos por un rato, tratando de adivinar qué era lo siguiente, pero un chillido ensordecedor nos hizo devolver la vista a la pantalla, solo había un mensaje que decía “¿P0RQU3 M13NT35?”, nos llevamos las manos a los oídos, mi amiga suplicaba que apagara los parlantes, pero yo siempre los tengo apagados, me puse a buscar una manera de apagar el sonido, trate de cerrar la página, pero el botón “X” no estaba, apreté el botón de apagado, trate de desconectar el computador, pero el chillido no cesaba, Tratamos de salir de la habitación, pero el chillido era tan fuerte que apenas podíamos mantenernos en pie, cuando el chillido cesó, una imagen apareció en la pantalla, mi amiga, que aún estaba sentada frente al monitor, se puso a gritar.

Era la imagen de una persona, tenía la piel muy blanca, no tenía cabello ni boca, pero de alguna manera parecía que estuviese sonriendo. Mi amiga trato de levantarse y salir corriendo, pero lo que vi a continuación fue lo que no es posible explicar con palabras. El extraño ser saco ambos brazos por la pantalla del monitor y tomo a mi amiga de los suyos, la empezó a tirar hacia adentro,trate de ayudarla, la tome de la cintura y trate de mantenerla conmigo, pero solo logre mantener sus piernas fuera, la pantalla se puso en negro nuevamente, y se quedó allí, con medio cuerpo fuera de la pantalla. Había dejado de patalear, ya no se movía. Me di la vuelta para ver si el resto de su cuerpo estaba al otro lado de la pantalla, nada, no había nada detrás del monitor, era como si una trituradora la hubiese destrozado. Salí corriendo a buscar ayuda, nadie me creyó lo que vi.

¿Y quién me iba a creer?

Luego de muchos años, comprendí que hay cosas inexplicables en este mundo, y algunas cosas que no tienen por qué ser ciertas. Desde ese día, cada vez que encendía el monitor, recordaba las escenas que vi ese día, pensaba en lo que pude haber hecho y no hice para ayudarla, que pude haber tomado en serio las advertencias que me dieron…

Una vez me dijeron que no todo lo que decían era cierto, que no todo lo que mostraban era real.

…Ahora debo vivir con las consecuencias.

Gul








Primero que nada, querido lector, si tienes la fascinante y  hoy en día rara capacidad de ver cosas en tu imaginación como si fueran parte de la realidad. Te ruego que cierres la pestaña, vuelvas a llenar tu taza de alguna de esas bebidas sin calorías y  dirijas tu búsqueda hacia juegos online o tal vez una película de clase B.


Pero… si aun así has decidió seguir leyendo, relájate, acomoda tu silla y dale un buen trago a tu  insulsa gaseosa. Pues te voy a contar la historia de Gul.

¿Quién es Gul?  Gul es un ser imaginario, lo que puede resultar curioso, gracioso incluso si lo quieres ver así. Pero hay algo que debes saber. Él no es bueno, y no es tu amigo. Quizás al leer esto pienses que es una estupidez, adelante, no hago esto para que te guste. Pero es muy importante que sepas, que en el momento que comiences a imaginar a Gul, será tan real como tu mano, porque sin darte cuenta, lo estarás haciendo parte de Tu realidad.

Él va allá donde pronuncien su nombre. No importa si lo hacen varias personas a la vez Él se quedara con quien más le guste y lo seguirá  Arrastrando su túnica, vieja y podrida, ocultando su cara carcomida por la lepra.

Gul disfruta del sufrimiento, es casi tan imprescindible para el como para nosotros el agua o la comida. Una vez que has dicho su nombre, el aparecerá allí donde estés, cada vez que llores, cada vez que sientas miedo, el estará allí regodeándose en una macabra felicidad porque disfruta del sufrimiento ajeno. Por supuesto. Gul puede seguirte toda tu vida sin que lo notes, y sin hacerte daño… Por lo menos hasta que lo imagines. Una vez que imagines a Gul, como dije antes, será tan real como tú y yo, aun así, si no se deja ver (lo que sería una suerte para ti). Desde ese momento en adelante, comenzará la verdadera pesadilla.

Pronto notarás que alguien intenta asfixiarte cuando duermes, como si algo estuviera oprimiéndote  el pecho sin dejarte respirar. O como cuando crees que todo fue un sueño y de pronto alguien comienza a respirar en tu oído con odio. Las pesadillas serán lo siguiente, si alguna vez has temido u odiado algo, Gul se meterá en tus pesadillas y multiplicara aquello que temes por mil.

Pero, Lo más importante, es que si notas o descubres que él está observando, y en qué lugar esta  del cuarto en el que te encuentras, (rara vez ocurre esto, y solo con personas que poseen habilidades psíquicas innatas). NO y repito NO INTENTES POR NADA DEL MUNDO HABLARLE NI INSULTARLE NI TOCARLE. Esto es muy importante. Si notas que está ahí, simplemente actúa como si nada, por más que estés apunto de vomitar por el miedo. ¿Qué por qué digo esto? porque Hablarle, decirle que se vaya o intentar ahuyentarlo, solo lo enfurecería pues ya te has dado cuenta que está ahí y ya no tendrá todo el control sobre tus miedos.

y una vez que pase esto, Gul perderá el interés en ti… Sin embargo no te dejará en paz. Comenzará a lastimarte de verdad, empujándote, arrastrándote de tu cama cuando duermes, arañándote. Hasta que finalmente un día acabe contigo de la peor forma que se te ocurra.

Otra cosa, nada ni el más poderoso brujo, sacerdote, curandero, ni monje podrá  alejar a Gul. Pues solo es real para ti, nadie puede ayudarte, solo tú mismo.


La única forma de deshacerte de él, es  mediante un tributo.  Deberás guardar en una caja que te hayan regalado (no importa si es madera cartón u otro material, solo tienen que habértela regalado). Algo roto (puede ser un plato, un juguete, etc.), algo viejo (NO FOTOS, puede ser algo de tus abuelos, un reloj viejo por ejemplo), y algo nuevo (que te hayan regalado también), y luego enterrar la caja en algún lugar donde sepas que algún curioso no removería la tierra.

Ahora, es muy importante que esa noche no vuelvas a tu casa. Pásala en casa de un amigo, bajo cualquier excusa (menos la verdad, porque solo conseguirías quedar como un demente)  y si no tienes donde pasarla, metete en algún bar que funcione las 24 hs. o si es necesario duerme en la calle. Pero NO VUELVAS a tu hogar. Gul sabrá  lo que has hecho al oler la tierra en ti. Y el tormento por el que pasarás, no sería comparable a ninguna de las torturas que haya inventado el hombre.

Al día siguiente Gul se habrá ido de tu casa para siempre. Así como si nada. Si vuelves al lugar donde enterraste la caja con los objetos, encontrarás un gran hoyo muy profundo que seguramente despedirá un olor nauseabundo como a carne humana en descomposición.

Pero Gul ya no será parte de tu vida, tan solo te quedará arreglar el desorden que puede haber hecho en tu hogar. Si tenías una mascota  que no te llevaste el día que enterraste la caja, prepárate para lo peor,  es mejor que no te describa lo que Gul le habrá hecho pues por ti mismo podrás observarlo.


Ahora, recuerda esto, JAMAS vuelvas a llamarlo. Es más, intenta convencerte a ti mismo de que nada de esto ocurrió nunca, olvídalo, múdate de casa si eso te ayuda. Pero si le llamas de nuevo. Ni tu dios, ni ningún otro, podrán ayudarte. Porque al fin y al cabo tú lo has invitado a volver.

Ahora, terminado el relato, me despido. Espero que te haya gustado la historia, puedes ir a ver Pornografía en algún sitio web de mala muerte, irte a la cama o simplemente pensar “Bah, estupideces” y usar el resto que te quede de la noche para tus juegos online. Pero recuerda “nada es tan real hasta que tu decidas que lo es”  Gul puede no ser nada, puede ser un invento de algún viejo cuenta cuentos buscando matar de miedo a todo mundo, o puede ser real, tan real como tú, o como aquel suspiro exhalado con odio que seguramente sentirás en tu oído en los momentos siguientes.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Los extraños







Mi nombre es Andrew Erics. Viví, alguna vez, en una ciudad llamada Nueva York. Mi madre es Terrie Erics. Si alguna vez vas a la ciudad, y lees esto, por favor, encuéntrala. Ella está en el libro amarillo. No le muestres esto, pero dile que la amo, y trato de volver con ella. Por favor.


Todo empezó cuando decidí, al cumplir 25, que era tiempo para dejar de llevar la mochila donde cargaba mis libros para ir a trabajar. Me haría lucir más maduro, pensaba.  Por supuesto que eso significaría también que tendría que dejar de leer en el metro  durante las mañanas y tardes. Un portafolio hubiera parecido un poco raro debido a que trabajaba en una fábrica, y un bolso de mensajería se hubiera visto, no lo sé, raro a mi gusto.

Tenía un reproductor de mp3, el cual me ayudaba a pasar el tiempo por un rato, pero se descompuso después de un tiempo.  Así que cada mañana, me sentaba en el metro  por medias horas que se me hacían eternas, con nada que hacer más  que ver pasajeros  subir y bajar del metro.  Era bastante tímido, y no me gustaba que me miraran, así que siempre buscaba la manera de taparme estando en público.
Rápidamente me percaté de que no era la única persona que se sentía poco confortable en público; Me di cuenta que había personas que se cubrían de distintas maneras, pero aprendí a distinguirlos. Estaban los nerviosos que no podían estar cómodos de ninguna manera, moviendo sus  manos, cambiando su posición, y mirando para todos lados.  Después de ellos, estaban los falsos-dormilones, los cuales normalmente corren a su asiento y cierran los ojos inmediatamente. La mayoría no dormía sin embargo. Los que realmente se quedaban dormidos se movían menos y generalmente se despertaban de repente cuando el tren llegaba a su estación. Por ultimo estaban los adictos al mp3, los ocasionales usuarios de laps o tablets y los que venían en grupos y hablaban muy fuerte. Eso sin contar los adictos al celular que parecían no poder cerrar la boca por menos de 2 minutos.

El observar gente era horriblemente aburrido. Hasta que encontré mi primera incongruencia. Un hombre de edad media con cabello café de tamaño y peso promedio, el cual se vestía de manera muy casual. Lo extraño en él, es que parecía quizá, demasiado normal. No tenía ninguna característica  remarcable, ningún manierismo, como si estuviera designado para desvanecerse en la multitud. Eso fue lo que hizo fijarme en él. Yo trataba de  ver de manera intencional, como era que la gente actuaba en el metro. Y el no actuaba para nada. No reaccionaba para anda. Era como ver a alguien sentado frente a la TV, viendo un documentario de peces; No estaba excitado, ni involucrado, pero tampoco miraba a otro lado. Presente pero distante.

Él siempre estaba en el metro por las tardes. Llevaba más  de un mes con mi experimento de observación a la gente, antes de que lo notara, porque no tomaba el mismo metro cada día, y nunca me sentaba en el mismo vagón de manera consiente. La primera vez que lo vi fue un lunes, me parece, y la segunda, fue el jueves de la misma semana. El obviamente tomo el mismo tren, y se sentó en el mismo lugar -incluso en el mismo asiento-. Como me llamo tanto la atención la primera vez, le preste  más  atención la siguiente. Francamente, él era perturbador. Se sentaba allí, sin hacer nada, sin cambiar su expresión, con la cabeza derecha, sin importar lo que pasara. Recuerdo a una mujer con un niño llorón que se sentó detrás de él, y aun así, nada. El no movió su cabeza, ni cambio su gesto en molestia. Él niño era jodidamente molesto!

Para cuando llegaba a mi parada,  me sentía con náusea, y mis manos temblaban como si tuviera un ataque de nicotina. Algo acerca de ese hombre estaba “mal”. Él era, pensaba, una especie de freak. Un sociópata quizá, uno de esos tipos callados que guardan docenas de cabezas de mujeres en un refrigerador, con su madre como primera víctima.

Por un tiempo, me dedique a holgazanear  de manera intencional después del trabajo. Me paraba en los centros comerciales y kioscos cerca del metro sin intenciones de comprar nada. Por un par de semanas, evadí tomar el metro a esa hora, y siempre que me encontraba en la parada, titubeaba para entrar en él. Me asegure de siempre tomar el carro más  lejano del cual había visto al hombre.

Entonces, una mañana,  vi a otra persona que alarmo las campanas de emergencia de mi cabeza. Una mujer, que lucía tan simple, tan fuera de lugar, y tan  ignorante de la conmoción de su alrededor.  Me di cuenta entonces, que reconocí a la mujer en el momento en el que mi obsesión  de mirar a las personas empezó nuevamente, debido al aburrimiento.  Lo  más  grave, es que este hobby de observar a las personas se había vuelto una especie de religión para mí; Me di cuenta que no podía entrar al metro o a un autobús sin examinar a  todos, llenando listas mentales en mi cabeza: Colores sólidos y simples, no usaba bolsa, pulseras o accesorios. No miraba casualmente a las ventanas o hacia otros pasajeros. Empecé a llamarlos los extraños.

No los veía a diario, ni cuando empecé a utilizar el metro aun cuando no  lo necesitaba. Pero estaban allí, de manera constante. Ver uno de ellos hacia que la mandíbula se me trabara, mis palmas  sudaran  y que mi garganta se secara. Si alguna vez has dado un discurso en público, sabes cuál es la sensación.
Ellos no me prestaban el más  mínimo de atención, a pesar de que sentía que estaba en display para ellos. ¿Cómo era posible que ellos no me notaran?

No me notaban, al menos no de una manera que yo pudiera sentir. Eventualmente, mi curiosidad supero a mi miedo, y decidí seguir a uno. Elegí al primero que encontré, el hombre del tren de la tarde que siempre se sentaba en el mismo lugar. Tome un asiento, y me senté detrás de él. Llegando casi al final de la línea, él se levantó y camino antes que yo. Manteniendo distancia entre nosotros, lo seguí, pero el no llego muy lejos. Se sentó en una banca cercana, tan poco expresivo como siempre. Así que me puse detrás de una esquina y espere, tratando de parecer indiferente. Después de unos minutos, llego el siguiente metro lo vi tomarlo, sentados en el mismo asiento. No tuve el valor para seguirlo otra vez.

¡Simplemente tomo el metro al final de la línea y ya! ¿Y luego qué? Se fue de regreso. ¿Porque haría eso? Me preguntaba durante el camino a mi casa y mientras trataba de dormir. No podía dejar esto así, no hasta saber un poco que estaba pasando. Me sentía más  que confundido: ¡Estaba realmente enojado! ¿Porque este extraño tipo sacado del valle desconocido tomaba el tren de ida y regreso sin ir a ningún lado? Recuerdo leer en algún lado que la mente rechaza ciertas cosas simplemente porque son agravantes; Por ejemplo, las arañas perturban a muchas personas, especialmente las grandes… Lucen simplemente extrañas, alíen para nosotros. Ese era el efecto de los extraños en mí. ¡Ofendían a mis sentidos!

Lo seguí nuevamente el día siguiente. Y otra vez el día siguiente. Todos los días por al menos una semana; Los dos hacíamos nuestros viajes silenciosos juntos. Para el fin de semana, lo seguía por horas hasta que el último tren se detenía cerca de mi departamento. Nos movíamos de un lado de la ciudad al otro, y de regreso. Ya no miraba a las personas. No tenía ojos para nadie más, aunque si notaba algunas miradas confusas hacia mí. Fuera de eso, nosotros podríamos ser las únicas personas del planeta por lo que me importaba.

Perdí mi trabajo la siguiente semana. Mi jefe fue amable, tímido pero firme. No me concentraba. No tenía enfoque. No estaba siendo productivo. Fue de hecho, un gran discurso, me parece, pero apenas podía oírlo. Solo podía pensar en mi “Trabajo” nuevo, mi vigía… ¿Qué es lo que hacia ese hombre, esa cosa en el metro cuando no estaba yo para observarlo? Deje el trabajo por última vez casi al anochecer ese día. Desearía haber prestado más  atención aquel día. ¿Estaba soleado? ¿Era verano? Pude haber tomado un helado y cappuccino, o ver a algunas chicas bonitas para sacar esa obsesión de mi cabeza. O quizás encontrar un nuevo trabajo y esta vez, dedicarme a leer en los trenes y autobuses.

En lugar de eso, espere. Espere en la estación hasta que lo vi en una ventana. Me subí al vagón del tren y note por primera vez que mi piel no estaba pegajosa, ni mis manos húmedas ni mi corazón latía fuertemente. Por primera vez, me senté justo frente a él, directamente en su línea de visión. Espera por un cambio en sus gestos. Acaso me reconocería? Si lo hizo, no vi señales de ello realmente me fijaba en él. Me imagino la pareja que hacíamos, sentados uno frente al otro  mirándonos fijamente. No iba a permitir expresar mi furia interna, pero realmente me esforcé en permanecer tan inmóvil e inexpresivo como él. Pero por dentro, le gritaba. “¡Reacciona  maldito imbécil! ¡Mírame carajo, quiero saber que eres!”

No lo hice, y mis demandas silenciosas no fueron respondidas, no en la primera vuelta, o la segunda, o la tercera, ni en la décima. Viajamos mucho esa noche juntos, y en cada terminal, nos bajábamos y esperamos. Me sentaba a su lado en la banca, observándolo  desde la esquina de mi ojo, y aun así, no obtuve nada de él. Pero dos pueden jugar ese jueguito.

Finalmente, realizamos nuestros últimos viajes juntos. Lo tenía, y lo sabía. En el último viaje de los trenes en la noche antes de que estos dejaran de correr. Siempre lo dejaba ir a partir de este punto, porque la terminal representa un largo camino a mi casa, y los autobuses dejan de operar casi al mismo tiempo que el metro. Pero esta vez, lo seguí, para finalmente  saber que hacia cuando los trenes dejaban  de funcionar. Finalmente obtendría respuestas… Quizá.

El tren se detuvo, y la anticipación crecía en mí. El vagón se vaciaba alrededor nuestro lentamente, hasta que solo quedamos los dos observadores silenciosos. Luche internamente por mantener una sonrisa maniática.

El extraño no se movió, seguía sin reaccionar. El carro permanecía inmóvil, con las puertas  abiertas. Se escuchó el aviso de que habíamos llegado al final de la línea, y que todos tenemos que desalojar el metro.  El extraño seguía sin moverse. Finalmente, escuche unos pasos, un conductor o alguien, asomándose para asegurarse que nadie se quedaría  en los vagones antes de llevar el tren a donde quiera que lleven los trenes en la noche. Aun así, no quite la mirada de mi acompañante silencioso.

Logre ver al conductor desde la esquina de mi ojo cuando finalmente llego a nuestro vagón. Se asomó, puso sus ojos en nosotros, y puso un gesto de extrañeza en su cara. Parpadeo un par de veces. Espere a que el hablara en el momento que se acercó, pero con una ligera negación en su cabeza, nos dejó. Había un vagón más  después del nuestro, y escuche que lo reviso, y unos minutos después, el tren se empezó a mover nuevamente. Avanzamos por un rato, después dio una vuelta, y el tren se detuvo en su aparcamiento. Pude ver a re ojo los demás  trenes a lado nuestro.

Y entonces, me sonrió. Fue muy ligero, que hubiera pasado desapercibido, si no hubiese estudiado su cara. “Así que”, me dijo en un áspero tono, “Hemos llegado”.

Trate de responderle, pero no pude hacerlo. Mi garganta se secó. Me llene de terror. Sentí que la caverna subterránea en la que estábamos, se había derrumbado sobre de mi de repente. Tosí, y finalmente, con una vos rasposa, le pregunte lo que me había mantenido despierto y me había llevado casi a la locura, y me atrajo a este momento. “¿Que eres tú?”

Me ignoro. Se levantó y las puertas del tren se abrieron. Entonces, de manera sorpresiva, se volteo para mirarme diciéndome, “¿Vienes?” no espero mi respuesta y camino en la plataforma. Temblando, y tropezándome, lo seguí. “Carajo, vamos, háblame, que eres?! Porque viajas en el metro todo el maldito día?!”. No me miro siquiera, ni detuvo su paso. No podía ver su cara, pero me es fácil adivinar que no reacciono en lo absoluto. Lo seguí por un rato, gritándole todavía por un rato, pero eventualmente me rendí.

Caminando en la plataforma hasta que llegamos a un cruce. Estábamos ahora perpendiculares a los trenes a nuestro alrededor. El camino estaba iluminado desde arriba, pero no podía ver donde terminaba. Parecía haber demasiados trenes como para servir a la ciudad. Pero no me importaba, mi atención estaba en el extraño.

No estoy seguro de cuánto tiempo caminamos. El extraño de repente se detenía para mirar un vagón por un par de minutos, para después seguir su camino. Me tomo un rato entender el porqué, pero eventualmente vi que no todos eran iguales. Largas líneas de ellos lucían similares, pero  a veces notaba un modelo diferente. A veces eran un poco más  chicos o más  grandes o a veces eran de un modelo un poco diferente. Incluso las cabinas de los conductores eran superficialmente diferentes también. No sabía exactamente que estaba buscando el extraño,  porque después de una vuelta, las puertas de un vagón se abrieron frente a nosotros. Entramos y tomamos nuestros asientos.

“¿Estás dispuesto a hablar ahora?”, le pregunte. No hubo respuesta. Suspire de frustración y realmente empecé a pensar en darle un golpe en la cara, cuando de repente, las luces del tren se encendieron, y el motor se encendió nuevamente. “¿Qué carajo...?”

Me miro de una manera casi triste. “No podrás regresar”.

“¿De qué me estás hablando? ¿Regresar a dónde? No me respondió. De repente, el tren se puso en movimiento en dirección contraria de dónde venimos. Al menos, eso creo. Lo mire, y note que su Mirada vagabunda se hacía cada vez más  aguda, y por primera vez, tuve la sensación de que me miraba.

“Calla, mantente en silencio. No llames su atención”.

El tren se detuvo, y las puertas se abrieron, y entonces, ellos entraron como una ola. No sé qué fue lo primero que note –Los extraños ropajes, los brazos demasiado largos, cuyas manos casi se arrastraban por el piso, los ojos completamente negros, o su piel azuleada. Mi cerebro tardo mucho en procesar lo que mis ojos veían, pero cuando finalmente lo hizo, sentí que mi Corazón estallaría. Diablos, creí que yo estallaría por completo.  Mis instintos me gritaban

– ¡Quédate quieto! ¡No te muevas, no llames su atención!”

Viajamos en el vagón del metro quietos y sin expresión por horas, por días quizá. Parecía más  larga de la línea que conocía, la línea por la cual seguí al extraño. Esas cosas horribles a nuestro alrededor parecían no prestarnos atención. Estaba tan petrificado, tan asustado, que cuando finalmente regresamos a la caverna con trenes, colapse en lágrimas, con el extraño mirándome impacientemente.

Cuando gane control de mí mismo, lo mire y le implore, “Llévame a casa… Por favor…”.

“No puedo” –replico-. “No sé cuál de estos te llevara de regreso, si alguno puede hacerlo”. Se paró y salió del vagón, y entonces lo seguí. Volteo de repente  exclamándome ¨ ¡Creo que me has seguido suficiente!”

La furia que tenía antes con él, la que se disipo por el miedo, regreso nuevamente. “¿Qué?” le grite, acercándome. Lo tome por lo hombros, y con una fuerza que no sabía que estaba en  mí, lo empuje en contra de uno de los vagones. “Maldito hijo de puta, ¿qué carajos me hiciste?”. Lo azote una y otra vez. “Llévame de regreso!” Él se quedaba mirándome pasivamente mientras mi furia me dejaba vacío. “Por favor, por favor llévame a casa”.

“Así no funciona. Si estamos juntos, es más  probable que nos noten. Vete. Quédate quieto y se sutil, y ellos creerán que eres uno de ellos”.

“Como me pudiste hacer esto, ¿porque?”

Me miro casi tristemente. “Tenía que hacerlo. Tú lo harás también. Quedaras… atorado algunas veces”.  Se quitó mis manos de mis hombros, y se alejó de mí. Me puse de rodillas, después de perder mi fuerza repentinamente, y lo vi alejarse. “Lo siento”. Y entonces, se había ido.

Trate de encontrar el camino por el que había iniciado, encontrar un tren que reconociera, pero no estaba ya seguro de a dónde iba. Finalmente, encontré un tren que parecía vagamente familiar. O al menos estaba tan desesperado que eso quería creer. Cuando me acerque a la puerta, esta se abrió para mí y tome asiento. El metro se movió, y a pesar de ser un ateo de toda la vida, ore por encontrar la salida. El tren se detuvo, y por un momento pensé que estaba salvado. ¡Gente! ¡Seres humanos! ¡Debo ser el hombre más  afortunado del mundo!

Entonces note los ojos. Específicamente, el gran tercer ojo al centro de sus frentes. “Bien al Diablo contigo, Dios”, pensé.

Su tercer ojo parpadeaba independientemente de los otros dos, lo cual encontré nauseabundo. Y cuando uno de ellos sonrió, note que sus dientes eran filosos y  chuecos, y verde-amarillo por la suciedad. Pero aun así fui cuidadoso y selectivamente ciego.

Entonces note que no había ni comido ni tomado líquido por horas, quizá días, y sentía que necesitaba comer algo.

En la siguiente terminal, decidí tratar de encontrar algo que comer y beber. No sé porque espere, pero me pareció importante – Llegar al final de la línea. Cuando llegue allí, me costó mucho salir del vago; Nunca había visto al extraño  salir de bajo tierra; Nunca lo había visto ni comer ni beber. Sin embargo, mi estómago no tomaría un “no” como respuesta. Trate de poner mi cara lo más  neutral posible y salí de la estación.

Estaba enojado, perdido, hambriento y abandonado a un destino que si no fuese peor que el infierno, era dos veces más  estúpido y con tres veces menos sentido. No estaba en mi mejor estado mental. Normalmente trataba de dar vueltas amplias en las esquinas para evitar chocar con alguien o algo.  Continúe en la obscuridad por un buen rato hasta llegar a una pequeña abertura en la pared. Hambriento y desesperado, me senté en la pared, con mis piernas totalmente recogidas, imaginándome a mi golpeado al maldito extraño con un martillo hasta la muerte. Era una imagen aliviadora.

Una rata estaba merodeando cerca en la obscuridad. Normalmente, la hubiera pateado para espantarla, pero ahora no me moleste ni por eso. Rabia o lo que sea sería una bendición comparada a viajar por subterráneos de mundos desconocidos, solo y perdido. Cuando se me acerco, no la espante, aun cuando se pegó a mi pierna, no me importo. No hasta que un tren paso, y la luz de los vagones iluminaron el lugar en el que yo estaba, y la cosa que yo creí, era una rata.

Parecía una rata, sí, pero con facciones arácnidas. Como si alguien las hubiera cruzado, resultando en la horrible abominación que husmeaba por mi pierna.  Me pare rápidamente, y la patee como un balón de soccer, al lado opuesto de la pared, y la mire retorcerse hasta que el tren paso regresando  la obscuridad.

Y en la obscuridad, me llegó un horrible pensamiento; Me pregunto si se podrá comer esa cosa. Me asqueaba el imaginármelo, pero estaba hambriento. Y no había garantía de que encontraría comida en este lugar, o en algún otro momento. La cosa esa era mi única opción. Me mantuve tanto como pude, pero creo que mis instintos de supervivencia triunfaron sobre mi asco. Tenía mi encendedor, pero nada conque encender un fuego. Tome un poco de carne de su cascaron, y la cocine un poco con el encendedor, pero no ayudo mucho. Nada hubiera podido. La carne era fétida, más  fétida de lo que puedes imaginarte. He comido muchas cosas cuestionables en mi vida, pero nada tan asqueroso, como la carne de esa cosa.

En retrospectiva,  Fue ese momento en el que me convertí en un extraño. Antes, me costaba mantenerme sin expresiones como los otros. Destazar y comer una creatura casi alíen en la obscuridad, bajo un mundo extraño, alienígeno, fue cuando perdí toda la cordura. Para cuando deje la obscuridad, y regrese al túnel, estaba tan falto  de expresiones y vacío por dentro como el primer extraño que había visto.

Eso no fue lo peor sin embargo. Lo peor vino después, la primera vez que me atasque. El extraño la había mencionado, pero en el estado que estaba, casi no lo note, Una noche, al final de la línea, se me pidió abandonar el tren en un mundo casi parecido al mundo normal. Le gente allí era casi humana, por lo que podía reconocer. Eran anaranjados y jorobados, seguro, pero fuera de eso, eran prácticamente “normales” –En el “mundo” que había visitado anteriormente, habitaban criaturas gordas con seis pechos sin nariz, así que los tipos anaranjados lucían bastante hermosos para mí-.

Al principio pensé que el conductor le hablaba a alguien más, pero yo era el único en el vagón. Y además, le entendí. Cuando me pare, me di cuenta de porque no me podía parar derecho: Tenía una joroba, y vi mi reflejo que tenía la piel naranja. Entonces me di cuenta de todo. Atorado significaba, estar atrapado en este mundo. Sería útil de no ser porque es posible dejar la “estación”, pero al momento de poner un pie fuera de ella, te das cuenta de los nauseabundo que es para ti un mundo alienígena. Tu cerebro hace comparaciones y trata de establecer normalidad, lo que te pone demasiado nauseabundo.

No podía ni quería quedarme en ese lugar. Solo quería una de dos cosas: Encontrar mi hogar, o encontrar al extraño que me puso en este camino, y patearle el trasero. Nada más me daría alivio.

Algunas veces me pregunte si podía hacer yo que algún pobre bastardo me siguiera en este inframundo por la eternidad… Si podría atraerlo de alguna manera… Resulta que no tenía que hacerlo. Después de unos meses, uno de ellos, me noto, y si, comenzó a seguirme por semanas. De manera cuidadosa, hice lo posible por parecer que no lo había visto, justo como el extraño había hecho conmigo. Pero estaba indeciso entre el deseo de advertirle o de traerlo al final de la línea para dejar este inframundo de una vez por todas.

La última noche, el me siguió al final de la línea, justo como yo lo había hecho alguna vez. No tuvo el valor de sentarse frente a mí, sin embargo. Cuando el tren se detuvo, el huyo rápidamente. Deje el vagón, y el tren se fue sin mí, mientras yo maldecía en mi interior. Mientras caminaba hacia los túneles, el joven que me había estado siguiendo, me ataco. Tenía un cuchillo curvado y me tomó absolutamente de sorpresa. Pero ya he viajado por mundos hostiles por años, así que mis reflejos fueron muy agudos.

Peleamos viciosamente, hasta que pude hacer que soltara el cuchillo, el cual tome, y accidentalmente hundí en su cuello. No quería matarlo, ni siquiera estaba enojado. Mientras el yacía en el suelo, desangrándose, me enoje mucho. Lo patee repetidas veces mientras le gritaba, “Idiota, se supone que debías seguirme”. Hui de la escena del crimen, pero no por mucho; era temprano, y podía tomar el primer tren. Así que tome el primer tren, una vez más  al final de la línea, a la “central”. Era invisible para el conductor una vez más. Supuse entonces que, para llegar a la “central”, debes de llevar a uno, o matarlo.

Era invisible otra vez, pero también era naranja y jorobado, hasta la siguiente vez que me quede atorado. Esta siguiente vez, mate nuevamente. Ese otro cayó mucho más  rápido. No quería que ella me siguiera. Una vez que me reconoció ella como un extraño, yo la reconocí como la “próxima” y tome mi decisión. No voy a atraer a nadie a esto.

Me Pregunto ahora del extraño que me introdujo a esto. Como lucia originalmente, y si sabía que podía matarme. Me pregunto también de los otros que vi antes, y de las raras ocasiones que me topé con otros extraños en mis viajes en el inframundo. ¿Matan o los atraen? E independientemente de lo que eligen, ¿lo consideran piedad? No me atrevo a hablar con ellos. Estamos condenados de todas maneras, y los condenados debemos sufrir en soledad.

He matado ya a 15, y me he hecho muy bueno en ello. Pero he tomado una decisión. No matare más  – inocentes, al menos -. Antes de llegar a la “central” por primera vez,  llene mi mochila con tanto papel como pude,  y escribí esta historia, cientos de veces, dejándolos en botellas en las estaciones. Esta es una advertencia y una petición.

Mi petición, como ya dije, es la de encontrar a mi madre. Una mentira blanca. Dile a mi mama que la amo, y que intento regresar  a casa. Quizá le dé un poco de esperanza, o un poco de paz. Ojala fuera verdad. Pero esta es la cosa: Me he visto a mí mismo como Odiseo, tratando de regresar a casa, aunque perdido y sin rumbo. Perdido en túneles interminables, como un laberinto.  Pero con una diferencia: Un laberinto es diseñado, construido. Alguien o algo creo este lugar imposible. Me reclutaron como a Teseo, pero no voy a jugar ese papel. Sus extrañas reglas me convirtieron en un monstruo, así que seré el minotauro de este laberinto. Y si puedo, destruiré todo lo que está a mí alrededor, y destruiré a los que hicieron este lugar. Los haré responsables de esto.

Mi advertencia es que debes tener mucho cuidado en lugares públicos, de las personas silenciosas e inexpresivas. Hombres o mujeres. Pueden matarte. O pueden hacerte algo peor. Si los ves, aléjate, huye rápidamente. Pero más  importante: No tomes el metro al final de las líneas.