No era diferente… no lo era… ¿por qué lo creí?, una mentira
nueva igual a la anterior… o eso quería ver… no podía ser verdad… no podía….
ver lo de frente tal vez me alteró y tomó ventaja de eso, claro, debía serlo,
un engaño, como siempre no necesito más explicaciones por que no las
quiero.
Sus ojos reflejan angustia, preocupación,
un montón de nobles sentimientos que no conozco y por eso debe serle
fácil jugar conmigo. “¡Te odio!” le grité con toda la fuerza que me permitió
liberar mi garganta, permaneció a mi lado, no era la primera vez ni lo más dramático,
en ocasiones me tomaba fuerte entre sus brazos hasta que yo desistía, cuando mi
frustración terminaba y mis lágrimas se agotaban tan solo bajaba los brazos y
dejaba a mi mirada perderse en la nada a donde volaban mis pensamientos.
Lo odio, lo desprecio, me repugna su existencia y aun así no
quiere marcharse; siempre dice que me ama y por eso no se aleja, pero ya no lo
creo; quiere hacerme sufrir, torturarme o desquiciarme, no se le ha
ocurrido nada más que jugar a esto, esperar a que yo misma me mate… no conozco
la respuesta y no importa cuántas vueltas le dé no tiene sentido como todo en
la vida últimamente.
Yo juego a odiarlo y él juega a quererme cuando la realidad
es inversa, mientras más lo amo más me odia, por eso estúpidamente creí
que si lo odiaba me amaría pero, es como si leyera mis verdaderos sentimientos
y solo tratara de divertirse a mi costa.
No puedo, no puedo perdonarle, o esa es mi posición en el
tablero ¿En realidad será él quien deba pedir perdón?, eso aparenta porque casi
me mata esta vez, lloraba desconsolado en el hospital; era una víctima más en
un trágico suceso que los médicos creían a medias. Consciente sé que debo
salir de esto pero un sentimiento me inunda al mirarlo, el deseo de algo que
solo de él puedo conseguir… venganza.
A veces trato de mirar su perspectiva, tal vez se sienta
como yo, lo mejor sería alejarnos el uno del otro eso pensé muchas veces, ya
perdí el número de mis escapes; tan cerca de ser libre y no puedo evitar mirar
hacia atrás, no es que no sepa como huir de él, me doy cuenta que en realidad
no quiero e igualmente él me ha abandonado pero siempre regresa con alguna
excusa… ¿soy tonta por dejarlo regresar?… ¿soy tonta por mantener esa enferma
relación que es nuestra vida y no podemos dejar?
Una nueva jugada, él se comporta indiferente._ ¿Acaso hoy no
te arrastrarás? perro asqueroso_ el silencio se apoderó del lugar y por primera
vez en mucho tiempo deseaba escuchar cualquier sonido que proviniera de sus
labios. Una fría mirada me retaba y exaltó mi corazón, era un extraño lenguaje
entre nosotros así que me acerque a él, me tomó bruscamente para
plantarme un beso apasionado, me resistí hasta que se separó
unos centímetros, la necesidad invadió mi cuerpo y ahora yo me lancé a él
con un brusco beso, parecía como si tratara de arrancarle los labios con odio
en lugar de amor, gemidos de ambos se ahogaban en la garganta del otro.
Nos desnudamos arrancando agresivamente la ropa del otro, me
aprisionaba mientras mordía mi cuello, yo clavaba mis uñas lo más que podía en
su espalda, era una pequeña dosis pero el comenzaba a besar mi cuello como si
me pidiera algo más. Me encontraba arriba de él, sus caricias comenzaban a ser
cariñosas, me levante y tomé varias cosas. Amarré sus manos a la cabecera, y
continué tocando todo su cuerpo, rasguñandolo y sacandole pequeños
gemidos; tome el cuchillo y le causé varias heridas por el
cuerpo, tenían una profundidad media y sangraron bastante, embarraba
sus sangre por todo su cuerpo para continuar por el mío, tomé la varilla y le
marque una cruz en el corazón, igual a la que se encontraba en el mío, las
junté y pude sentir ese calor y la piel quemada, lo desaté y termino extasiado en el acto.
Por la mañana lo comprendí, era horrible aquello,
lo que le hice… no, lo que me obligó a hacerle, era mi turno por ahora, morir
de esta forma era nuestro deleite, contestó con un “Cállate” agresivo a mi
saludo matutino… “Te amo”, era mi turno de odiarlo.
Autor: Ragdoll
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