La fecha es 28/7/2013, la sala es la B12, el interrogador es
Claus Vohen.
—Bueno, señor… 19121, ¿por qué ha causado tanto alboroto en
el comedor?
La sala es cuadrada, con una única puerta de metal de tres
candados detrás del entrevistador. En el centro, sentados a una mesa están él y
el interrogado.
—Había ratas en el comedor. Gordas y asquerosas. Llevan
habiendo ratas desde que vine por primera vez y nadie ha hecho nada por
solucionar el problema.
—Ajá, ¿y por eso se subió a la mesa y empezó a gritar?
—Llevo viviendo entre ratas desde los veinte años y no
quiero que acaben por convertirme en una de ellas.
—¿Cuántos años tiene, 19121?
—¿Veinte? Nací en 1973 así que tengo que tener unos veinte
años, aunque ya no me preocupo mucho por esas cosas… Lo que me preocupa son
esos ratones de la cafetería.
—¿Eran ratones? ¿En la cafetería?
—Sí, pequeños ratones. Se podrían exterminar con un par de
trampas y veneno pero aquí no hace nada nadie.
—Ya había tenido problemas antes, ¿verdad, 19121?
19121 se remueve intranquilo en su asiento. Ve que el
interrogador toca algo bajo la mesa que no puede ver mientras le mira
fijamente.
—¿Ha tenido usted problemas, 19121? ¿Los ha tenido? ¿19121?
—Bueno, otra vez, en los pasillos.
—Explíquese.
—La gente no dejaba de mirarme. Sin decirme nada.
19121 recuerda cómo una persona se puso enfrente de él
mientras sus ojos se derretían y lo miraba con cuencas negras y la boca
abierta, acusándole de algo. No dio un solo paso, y se giró, sólo para ver a
más gente con los ojos negros, señalándole con el dedo. Esa noche vomitó en su
habitación, entre escarabajos y cucarachas que lo infestaban todo.
—Y usted decidió asaltar a una pobre mujer y dejarla en el
suelo tirada.
—Eso no era una mujer.
—Ajá.
—¿No me cree?
—Seamos sinceros, 19121, ni usted se cree lo que dice.
Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni usted. Ni nadie me cree
nadie me cree lo que digo es imposible.
—Va a hacer una cosa, va a volver al comedor y no va a
hablar de las ratas a nadie, y si ve a alguien señalándole, lo va a ignorar.
—Pero…
—Lo va a ignorar.
19121 se lleva la cuchara con puré a la boca, más tranquilo.
Mira al hombre que tiene en frente, al que se le están derritiendo los ojos,
pero en seguida vuelve a su plato, lleno de cucarachas, que crujen en su boca e
intentan escapar. Una araña le pasa por los ojos y se mete entre los pliegues
de su ropa. A través de las ventanas puede ver gente a contraluz que lo miran
con mucha atención.
—Ignórelo, señor Vohen.
Autor: Carlos.
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